Se salvó el Óbila Club de Basket sobre la bocina en una jornada en la que necesitaba ganar y que alguien –Traumacor Culleredo o Estudiantes Lugo Río de Galicia– perdiera. Los verderones no dependían de sí mismos. El triple empate a 10 victorias –junto a Culleredo y Lugo– o el cuádruple a 11 –junto a Bosco, Culleredo y Lugo– dejaba a los verderones mal parados. Cualquier combinación que no fuera ganar y que uno de sus rivales perdiera les mandaba al pozo de la PrimeraNacional. Y el 'milagro' que necesitaban llegó en Ames, donde el Obradoiro echó una mano a los verderones al ganar 82-71 al Estudiantes Lugo Río de Galicia y condenar a los gallegos al descenso a Primera Nacional. Se salvó el Óbila de un descenso que hubiera supuesto un duro revés deportivo, social y económico para un proyecto que debería tomar buena nota de lo ocurrido este año y no olvidarlo. Porque desde el descenso –2019– a la Liga EBA el proyecto verderón ha ido de más –fueron segundos con José AntonioSánchez en su primer año– a menos, olvidando el regreso a la LEBPlata como el verdadero objetivo y tomando la permanencia como su punto de partida y final. Y en ese sobrevivir, esta 2023-2024 que ha terminado siendo un serio aviso. La pérdida de ambición deportiva la acusó una plantilla sin referentes ni la exigencia propia que requiere un club como es el Óbila.Que lo ocurrido este año no se olvide y sirva para reaccionar.
Nadie podía imaginar un final así a una temporada 2023-2024 que comenzaba con la construcción del nuevo proyecto en un verano en el que la marcha de Carlos Osvaldo Gómez –cuando todos esperaban que siguiera– se suplió con todo un 'maestro' del baloncesto español, Evaristo Pérez, y una plantilla en la que, más que nunca, la tónica fue la continuidad. Hasta seis renovaciones –Dagotto, Álex García, Jaime Queralt-Lortzing, Sergi Serrato, Adrián Froufe o Jonah Callenbach– y el ascenso al primer equipo de un canterano –Juan López Yuste– que ya sabía lo que era debutar en EBA marcaban la tendencia junto a las incorporaciones de Alfons Pilan, David Arija, Aarón Guzmán,IanVivero o Valdivia. «Creo que es la mejor plantilla a la que podíamos acceder. No cabe duda que hay jugadores mejores pero el club es muy realista en saber dónde esta» decía entonces Evaristo Pérez en el primer día de entrenamientos. Quizás entonces esas palabras no tenían el sentido que tienen ahora.Porque uno de los problemas que acabaría teniendo el equipo estaría en sus jugadores, o mejor dicho, en los que no tenía, referentes sobre la cancha, líderes.
El inicio de curso fue prometedor. Tres primeras jornadas y tres victorias. Hacía tiempo que el Óbila Club de Basket no vivía un arranque de temporada como el que pudo disfrutar en esta 2023-2024 desde su llegada a a la Liga EBA, donde los inicios de competición siempre se le atragantaron.
Comenzaba el mes de octubre y el Hotel 4Postes Ávila Auténtica El Bulevar era tercero junto a la Cultural y Deportiva Leonesa o el Xoborg La Antigua CBTormes compartiendo un 3-0 como balance. Todo ello gracias a sus victorias ante el Calvo Basket Xiria (65-56), Universidad de Oviedo (55-65) y Caja Rural de Zamora (64-56). «Con las dos primeras victorias todo el mundo ya estaba lanzando las campanas al vuelo. Con la tercera no te quiero ni contar. El Hotel 4Postes candidato a... ¿Candidato a qué? Hemos ganado a tres equipos a los que teníamos que ganar, hemos hecho nuestro trabajo y a partir de aquí debemos ser humildes. Debemos dejarnos de 3-0 ni historias de futuro, que no sabemos dónde nos llevará» advertía entonces Evaristo Pérez. Qué razón.Porque el futuro le tenía deparado al equipo un final complicado de digerir. Aquello, como decía el palentino, «no es real».
Llegó la primera derrota ante el Estudiantes LugoRío de Galicia (77-66). Un partido que le quedó a Evaristo Pérez grabado. «No nos dejó buenas sensaciones a nadie.No me gusto». Aquel rival abría una senda del calendario peligrosa, tortuosa para los verderones. Porque el calendario les llevó a medirse de manera consecutiva con todos los equipos de la zona alta.
«No nos hemos enfrentado a ninguno de los 'cocos' de la liga, a ninguno de esos cinco o seis equipos llamados a disputar la fase de ascenso. Aún no hemos jugado contra ellos y serán los que nos den el nivel real que tenemos» decía Evaristo Pérez cuando esperaba el cruce. Y aunque pudo ver a los suyos siendo competitivos con aquellos que ya entonces querían estar en la zona alta –«estoy muy satisfecho con la energía del grupo»– la realidad se tradujo en las derrotas consecutivas ante el Círculo GijónBaloncesto (64-74), Cultural y Deportiva Leonesa (84-60), Xoborg La Antigua CBTormes (62-72) y Ucoga Seguros Chantada (81-73) para colocar a los verderones con un balance negativo de 3-5, en décima posición y a las puertas de los puestos de descenso.
En este tramo perdió el equipo a Álejandor García por lesión, llegó Héctor Marco como refuerzo y ante Obradoiro Ames en el CUMCarlos Sastre (67-59) todo parecía indicar que se abría una nueva etapa una vez pasado lo peor del calendario. Sin embargo llegó la segunda 'pifia' de un curso que ha deparado muchas.Si la primera fue la derrota ante el Estudiantes Lugo Río de Galicia, la segunda fue la derrota a domicilio ante el Traumacor Culleredo (75-69) en uno de esos partidos que no había que perder y se perdió. Más aún pensando que el Hotel 4Postes entró en el último cuarto ganando 45-59 y acabó perdiendo 75-69 después de que los gallegos le endosaran un último parcial de 30-10. Y aunque el equipo trató de enmendarse en el CUMCarlosSastre ante Mundioma MarínEnce Peixegalego (64-62), despediría el 2023 con la derrota ante el Tartiere Auto Gijón Basket (86-75), un rival que hasta ese momento sólo había ganado un partido. Algo más que una 'pifia'. De empezar la temporada como nunca, a estara como 'siempre'. Porque las vacaciones llegaban para el equipo con un 5-7 y mirando de reojo al descenso.
El inicio de 2024 y el final de la primera vuelta regaló el triunfo ante el Solgaleo Bosco Salesianos (59-53) y un salto en la clasificación hasta la octava posición. Era un sube y baja, como los resultados del equipo y sus actuaciones. Capaz de lo mejor y de lo peor. Se perdió fuera de casa ante el Calvo Basket Xiria (89-82), se ganó al Universidad de Oviedo (77-70) y el Caja Rural de Zamora (73-83), pero se volvería a perder ante el Estudiantes Lugo Río de Galicia (75-81). Pero esta vez la lectura era diferente. Ya tenía un tono más grave. Aunque octavos (8-9), el equipo gallego le había ganado el 'basketaverage' particular. En caso empate, se pondría por delante.
Había concedido dos derrotas el equipo en sus últimos cuatro partidos y no era una buena noticia. Porque a partir de ese momento tocaba medirse a Círculo Gijón Baloncesto, Cultural y Deportiva Leonesa, Xoborg La Antigua CBTormes y Ucoga Seguros Chantada. Esa fase de calendario tan complicada para todos. Y aunque se ganó a Chantada (69-58), ya totalmente desconectados y entregados sin nada en juego, el equipo acusó tres nuevas derrotas y, lo que es peor, empezó a entrar y salir del descenso.
Todos miraron entonces a un final de temporada en el que había que ganar, sí o sí, a Traumacor Culleredo. Habría que sumar más victorias, pero en especial había que ganar a los gallegos. Siendo en el CUMCarlos Sastre, no se esperaba menos. Por el camino el equipo perdió fuera de casa ante el Obradoiro Ames, pero todos los ojos ya estaban sobre Culleredo como la oportunidad. Y se perdió (66-72). Los gallegos asaltaron el CUMCarlos Sastre, le ganaban el 'basketaverage' a los verderones y metían a los chicos de Evaristo Pérez en un lío a tres jornadas del final.No sólo estaban en descenso (9-14) sino que tenían el 'average' perdido contra todos aquellos con los que se debía jugar la permanencia. Ya salvación ya no estaba en sus manos.Estaba en la de otros.
Se perdió ante Mundioma MarínEnce Peixegalego (84-79), se ganó a Tartiere Auto Gijón Basket (83-66), pero el resto fue haciendo lo propio para llegar a un desenlace a tres bandas junto a Traumacor Culleredo y Estudiantes Lugo Río de Galicia. Que Traumacor Culleredo ganaría, como ganó, al colista se contaba con ello. Pero pocos confiaban en la victoria de unObradoiro Ames que nada tenía en juego ante el Estudiantes Lugo. El Óbila se ganaba la permanencia con un regalo inesperado.