Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


A Carmen Calvo

25/02/2023

Pero también referible a otras personas que se puedan encontrar algún día en la misma o parecida situación. Carmen, te han dejado tirada los de tu Partido, tu Secretario General y Presidente del Gobierno de la Nación, del que formaste parte, nada menos que como Vicepresidenta plenipotenciaria.
Qué cara tenías después de la votación. 
No ha sido en un tema menor, sino en la Ley Trans, que para vosotros, y sobre todo para Podemos, es un buque insignia, como con otras muchas leyes sectarias que estáis aprobando.
La lucha que tomaste de la mano, como cuestión muy personal, tiene una singular trascendencia. La mayor parte de la gente no lo entiende, si siquiera sabe de qué se trata: equiparar género a sexo, como hace la maligna Ley, es un misil a la línea de flotación del feminismo. 
Tu batalla, has dicho siempre, era la del feminismo. La has perdido, no porque no tuvieras razón, sino porque TU Secretario General, y a la vez Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha estimado necesario dar gusto a Irene Montero y su Tropa. 
La cuestión es muy simple: a esa persona únicamente le importa el Poder, y Podemos se lo facilita en éste momento. No iba a entrar en una guerra con la Sra. Montero y demás miembros de Podemos, que no le reportaría ningún beneficio, ya avanzada como  está la legislatura. 
Por supuesto, tampoco le importa la trascendencia de la Ley, su repercusión para las personas, trans o feministas. De lo uno y de lo otro, esto es, de apoyar al feminismo y a los trans, alardeará sin pudor.   
Tú, como otros muchos, ya le serviste para sus fines. Ahora, eres una persona amortizada, si bien no está quitado que te vuelva a utilizar cuando le convenga, algo a lo que muy probablemente estés dispuesta, porque el anonimato, la vuelta a la Universidad como simple profesora cuando se ha ostentado poder y notoriedad es muy cruda, de hecho pocos son los que desandan el camino a la vida civil.
Por eso, para evitar el retorno a la «simple» vida civil que tiene cualquier ciudadano, te limitaste, aparentemente compungida, a abstenerte en la votación que, como bien sabemos todos, era un voto a favor, ya que el resultado fue la aprobación de la Ley.
Cruel destino el que tienen los que se encuentran a la sombra de un individuo autocrático, para el cual la democracia no existe más que desde el punto de vista formal.
Carmen, has caído del burro, de golpe y porrazo. Pensabas que Pedro Sánchez, el PSOE que preside, comprenderían la magnitud de tu lucha que, a su vez, era de una gran parte de las  feministas de izquierdas,  y que por eso te apoyarían, que no dejarían que se salieran con la suya las Montero. Pensabas que lo que ha venido haciendo a los españoles desde hace cuatro años, esto es, mentirnos y servirse de nosotros, no sucedería contigo y con las personas que piensan y sienten como tú. En tu fuero interno, sabías que podía suceder, pero te resistías a creerlo. Te has equivocado.
Visto lo sucedido, cabría pensar que tendrías un gesto de dignidad última: dejar el escaño e irte a tu Cátedra. No le haría ni cosquillas al Divino ni a su PSOE, pero ese gesto, al menos, habría servido para poner de manifiesto que la política no se mueve por intereses personales, ni de un Partido, sino por el interés general.    
Qué ilusos, verdad, los que, por un simple instante, –el que se tarda en encender y apagar la luz–, pensamos que podría acontecer. Más probablemente, esa ilusión corrió por la mente de los que no somos Sanchistas, que por aquellos que son incondicionales de éste. 
La «política», tal y como la entendéis los que estáis afiliados a un partido, máxime si ocupáis determinados cargos que os reportan dinero y poder, es más que una religión. Para la gente que es atea, más todavía, es su única religión. 
Y salir de una religión, perder el apoyo de tus correligionarios, ser considerado un «tránsfuga», un «traidor», es algo prácticamente imposible. Solo unos pocos privilegiados pueden conseguirlo. Más fácil y cómodo es aguantar dentro, en espera de que escampe o que el líder supremo vuelva a tenerte en consideración.
Demuestra ello, que muy poco podemos esperar los ciudadanos de tales políticos. Mejor hablar con claridad. Nada esperamos. 
Carmen, no creas que serás recordada por haber votado absteniéndote en la votación para la aprobación de la Ley Trans. Quizás, tampoco por tu devenir en política. 
Lo coherente y digno, hubiera sido votar en contra y haber abandonado el escaño en el Congreso de los Diputados. A lo mejor, hubieras servido de ejemplo a otros que callan, en espera de que el líder supremo sea derrotado. Entonces, los cobardes, los Brutos de turno, saldrán a la palestra.