Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


¿Qué más tiene que suceder?

30/01/2024

¿Qué más tiene que suceder para que los socialdemócratas españoles den un puñetazo en la mesa y salgan a la calle a clamar contra Pedro Sánchez y su Gobierno?
Y, sobre todo, dejen de votarles.
No son los votantes de centro derecha los únicos que están legitimados para mostrar su  disconformidad contra el Gobierno, sino que los que más legitimidad ostentan son los votantes socialdemócratas, porque no en vano el fraude mayor es hacía ellos. Los que son social-comunistas, máxime los que tienen inclinaciones independentistas, o, al menos, federalistas o confederalistas, nada dicen nada, al contrario, están encantados.
A lo peor, ya lo adelanto, es que apenas hay ahora socialdemócratas en éste País. O si existen, disfrutan de una posición tan acomodada, tan aburguesada, que piensan que con ellos no va la fiesta. Otro tanto habrán trasladado a sus hijos y nietos. 
En la larga historia política del PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL –intencionadamente lo pongo en mayúscula y no con las siglas sincronizadas, porque quiero dar resalte a la palabra «ESPAÑOL»–, ha habido luces y sombras. También un cierto "Guadiana", de varias décadas, porque durante la época más dramática de la Dictadura de Franco la izquierda más significada y significativa era la del Partido Comunista.
Dentro de las luces, se ha de resaltar la que comprende el periodo más próximo al declive y muerte de Franco y, de forma especial, con la Transición y ascenso al Gobierno con Felipe González y todas las personas que le rodearon.
Desde mi conocimiento y vivencias personales, una gran mayoría no solo de los afiliados sino de los votantes de base de aquella época, sé a ciencia cierta que sus ideas eran socialdemócratas. Ahora bien, en todo caso eran votantes exclusivamente socialistas, porque, en atención a sus propias circunstancias y a los posicionamientos políticos que existían en aquellos años, veían imposible  poder votar a partidos de centro derecha, incluso en su faceta más liberal.
Hacían gala esas personas, lo ponían por bandera, que la izquierda socialista se asentaba en tres pilares básicos: LIBERTAD, IGUALDAD y SOLIDARIDAD entre españoles, y por ello su voto iba al Partido Socialista Obrero Español.
Sin embargo, el PSOE de Pedro Sánchez –y ahora utilizo las siglas, porque camuflan claramente la palabra español–, –y ello ya desde José Luís Rodríguez Zapatero, que puso el germen–, ha renunciado claramente a esos principios, de ahí que resulte difícilmente comprensible, más diré, resulte inconcebible, que los votantes socialdemócratas sigan concediéndoles sus votos.
 Con la nariz y los ojos tapados, Felipe González, Alfonso Guerra, y otros dirigentes políticos del PSOE, han votado a Pedro Sánchez. Se deben en cierta medida al Partido al que llevan afiliados desde décadas y han ostentado cargos políticos de mucha relevancia.
Pero los que no se encuentran en esa posición sino que son simples votantes, de base, resulta inconcebible que sigan votando a este PSOE.
Las políticas de Pedro Sánchez, las leyes y decretos que salen de su Gobierno y del legislativo que controlan, van en contra de los principios básicos de todo socialdemócrata.
Los Pactos alcanzados con EH Bildu, Junts, ERC y PNV, en gran medida secretos, priman a determinados territorios y a los políticos que los presiden, en contra de todos los españoles. La igualdad entre todos los españoles ha desaparecido con éste PSOE, desde el momento en que va a aprobar una Ley de Amnistía para favorecer a los políticos golpistas y de esa forma seguir en el Poder; se va a condonar su deuda a esos territorios y se les va a dar competencias y fondos públicos muy por encima de los que recibirán otras Comunidades, cuyos Presidentes –incluso uno del PSOE, el único discrepante de Sánchez, Emiliano García Page–, ya están alzando su voz.     También la libertad se encuentra lesionada, y por tal ha de entenderse, entre otros extremos, la posibilidad de educar a nuestros hijos en el idioma común en todo el territorio nacional. Y qué decir de la solidaridad. Catalanes y Vascos nada quieren saber de los demás, desde su mejor posición, privilegiada.
En definitiva, en España, con este PSOE y sus socios, han desaparecido los principios básicos de la socialdemocracia.   
Ante éste estado de cosas, nos preguntamos millones de españoles, qué es lo que tendrá que suceder para que los votantes socialdemócratas, esos con los que coincidimos en las facultades en los años previos a la muerte de Franco y durante la Transición, los que, desde una posición éticamente democrática aceptaban que debe haber alternancia política en el Gobierno y no un «MURO» para que nunca más llegue a gobernar el centro derecha, den un puñetazo en la mesa y salgan a clamar contra las políticas de Pedro Sánchez y su Gobierno, así como de toda esa tela de araña de personas que están a su orden. 
La respuesta que me doy es que pasará TODO lo habido y por haber y seguirán votando al PSOE. Y cuando ya no haya remedio, de poco servirá lo que podrían haber hecho. 
«A burro muerto, la cebada al rabo»