Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


¿Por qué hablamos tan mal?

18/07/2023

No me refiero al lenguaje soez, el «mal hablado», el de los tacos, del que antiguamente se decía «hablar como un carretero», cuando había carros y carretas de las que tiraban bueyes o mulas, y el ser que las conducía, cuando aquello no iba bien y había problemas, soltaba por su boca, toda la retahíla de tacos habidos y conocidos, incluidas blasfemias, que dañaban los oídos mas castos y puros. Aunque haya muchos que los usan de forma habitual, o esporádicamente, hombres y mujeres, niños y ancianos, cultos y algo menos, palabras que están recogidas en el diccionario de la RAE, y sabemos su significado. No. Me refiero a palabras mal usadas o mal dichas, que a los oídos o a la vista de algunos, les rechinan. Si viviera Lázaro Carreter, ya habría escrito otro tomo de El dardo en la palabra, pues este es un problema que no tiene fin, máxime cuando esta época de los 'móviles' decir algo con emojis o emoticonos, es lo mas normal, sustituyendo una palabra por un dibujito. ¡vamos, que a este paso volvemos a la escritura egipcia! Nos estamos acostumbrando a hablar como lo hacen los políticos que quieren dirigir nuestras vidas, o algunos periodistas que, en medios hablados o escritos, también sueltan palabras incorrectas que después se trasmiten de unos a otros, como las enfermedades contagiosas.
Y viene esto a cuento porque hace unos días, con motivos de la 'implosión' de una nave sumergible, con muchas deficiencias que ya se habían advertido, el Titan, en el que unos pocos pudientes, a los que les sobra el dinero para estas cosas que otros no pueden, se sumergió a 4.000 metros en el océano, en el lugar donde se hundió el mítico Titanic que, por películas, novelas y periódicos de la época, casi todos sabemos algo de él; y solo buscar el riesgo por curiosidad. El caso es que, el pequeño sumergible Titan se hizo añicos, y empezó a hablarse de sus 'escombros'. ¡vade retro! Pero ¿sabrán que son escombros? Los que hemos estado en contacto con la construcción o no, tenemos muy claro lo que son escombros, y el que tenga dudas que tire de diccionario. Jamás de los jamases, se ha utilizado para los navíos, barcos, sumergibles, cuyo medio natural es el mar, que los restos de estos se llamen escombros. ¿a quién se le ocurrió utilizar una palabra impropia, que después han copiado medios de divulgación de todos los tipos? Cuando estos restos se acumulan en algún sitio concreto, no llamamos al lugar 'escombrera', sino pecio. Y no es malo el que lo dice, sino tantos otros que copian y divulgan esa forma de hablar mal nuestro idioma. Ya tenemos bastante con el masculino y el femenino, que los políticos nos meten a todas horas, porque si no se dice el femenino, puede haber alguien que se ofenda. ¿pero que tendrá que ver la lengua con el sexo? ¿es que hasta que no ha venido esta generación de transformistas, se escribía y se hablaba mal, y no sabíamos cuando había alguna referencia a un hombre, a una mujer o a ambos? Los derechos son otra cosa y no debiera mezclarse y confundir con la lengua española.
Localmente tenemos también cosas que corregir. Parece ser que lo de Valle de Amblés o del Amblés, ya se está corrigiendo, aunque todavía vendrá algún foráneo a darnos lecciones, porque los de Ávila somos muy brutos por decir Valle Amblés, que no sabemos lo que decimos. Otra cosa a corregir es la placa de la calle de Lope Núñez, no López Núñez (sobra la z), pues Lope es nombre propio, y López es apellido (en español, hijo de Lope), que todavía no haya alcalde o concejal que dé la orden de retirarla, porque hace daño, no solo a los historiadores, sino hasta a la divulgación que se hace dentro y fuera de nuestro país, en la propaganda de tantos e importantes locales o instituciones que en tal calle existen, una de los principales trasiegos turísticos, entrada a la ciudad amurallada por el Arco o Puerta de san Vicente. Aunque ya está dicho en otros artículos publicados, que no se leen o no se les hace caso, da lo mismo, deben tener en cuenta las autoridades municipales que tal calle tiene, entre otras: el hotel palacio de los Sofraga, de cuatro estrellas; la mansión palacio de los Verdugo, archivo municipal, sede de las ciudades patrimonio, y alguna cosa mas; el futuro museo del llamado el Prado disperso, o lo que llegue a ser; el servicio territorial de Fomento de la J.C.y L.; la enigmática iglesia de Mosén Rubí; restaurantes y hostelería, que siempre atrajeron al mundillo del arte, la cultura, flamencos  y los toros.  Esto sería suficiente para arrancar esa placa mal escrita, calle que se dedicó en su día a Lope Núñez, escudero del gobernador de Ávila Blasco Jimeno, que fueron vilmente asesinados por las huestes del rey Alfonso I de Aragón, después del episodio de las Hervencias, a principios del siglo XII, según consta en la inscripción sobre piedra, en la llamada Cruz del Reto, popularmente conocida por la Cruz del Pandero, en Cantiveros camino a Fontiveros, según leyó Rodríguez Almeida. O lo corrigen o seguiremos dando la lata.