José Ramón García Hernández

Con la misma temperatura

José Ramón García Hernández


Abundancia de frases apocalípticas

11/06/2023

Estoy entretenido con Cicerón estos días. En unas de sus famosas Cartas relata su relación con la prominente comunidad judía de Roma del año 40 antes de Cristo, y cómo éstos andaban convencidos que se estaban dando todos los signos que permitían aventurar la venida del Mesías. Como es verdad que los tiempos del Señor son más largos o diferentes a los nuestros, por ese eterno espacio tiempo en el que se desarrolla su visión de nuestra realidad, se trataba de una cuestión de segundos mientras en la historia transcurrieron años. Lo que no le dio tiempo a Cicerón por la mala leche de Marco Antonio que lo asesinó, fue constatar qué pasaba con esta floreciente comunidad una vez que se cumplieron las profecías. 
Esas 70 semanas de Daniel, esa lectura de Isaías, o Miqueas que 700 años antes del nacimiento ya había señalado a Belén de Judea como lugar en el que nacería Nuestro Señor o el profeta Jeremías. Es más, Herodes puso a deliberar ante la presencia de la estrella a todos sus sabios y sacerdotes a lo que se siguió que algo pasaría en Belén y él se anticipó segando la vida de los inocentes que nacieron en Belén aquellos días. 
Todo esto tiene un sentido. Para los que creen, todo; para los escépticos, genera algún levantamiento de ceja, y para los «negacionistas», que de todo hay negacionistas, pues roza el género literario. Y todos vivimos o tenemos que convivir juntos si queremos gozar de verdad de una sociedad plural y no de juguete defectuoso al que le falten partes. 
Y yo en estas reflexiones en voz alta que comparto con los que llegan al final de mis artículos, podría pensar que, como Cicerón, algo se nos viene encima, aunque no sospeche el qué ni cuándo. No por la lectura de Daniel, ni por las apariciones de Fátima, La Salette, o las no reconocidas todavía de Garabandal en Santander. 
A mi, con mi particular sentido del humor, lo que me parece que la Segunda Venida es inminente es la profusión de frases apocalípticas que estoy escuchando a todo hijo de vecino que me hace pensar mucho en la anécdota del padre del presidente Kennedy y el limpiabotas de Nueva York que le llevó a evitar el Crack del 29, salvar su fortuna y hacer a su hijo POTUS (President Of The United States).  Escuchar al gran entrenador que es Simeone que quería un equipo «hecho a imagen o semajanza» frase bíblica donde las haya, de Koke,  o que el «Amor es Paciente» como dice San Pablo y se repite en cada boda que se precie, para decir que hay que esperar a los resultados, o los que citan sin querer a San Mateo, «pedir y se os dará» que dice cualquier progenitor a su prole ante la insistencia sin continencia verbal o un presidente de un conocido club de fútbol para asegurar que vendrán los fichajes necesarios, o «Anda y no peque más» para que lleves tanta gloria como paz dejas, podrían relacionarse con las más prosaicas pero siempre apocalípticas de «no estudies eso que seguro que no cae» que va en paralelo a «eso no está en mis apuntes» y a otras tantas. 
Y si aún no están convencidos, se la remato con la cantidad de veces que se citan a los jinetes del Apocalipsis para cualquier materia, y me divierte sobre todo cuando el número se alarga sin límite, admitiendo ya todo tipo de cantidad variable. Pueden ser cuatro a siete o nueve en todo caso, como escuché el otro día. Pero vamos, que yo creo que el don de profecía en esta sociedad que se ha librado por los pelos del meta-verso, de lo que no se libra es el don de profecía en la boca de todos aquellos que nos salvan, al menos a mi, de cualquier tedio diario. 

ARCHIVADO EN: Roma, Nueva York, Santander, Koke