José Alberto Novoa Nieto

Ágora

José Alberto Novoa Nieto


Gracias a la política, hay acuerdo de gobierno

27/10/2023

En estos tiempos de incertidumbre global y de pretendida inestabilidad política local, en algunos casos sin solución de continuidad, algunas personas comprometidas con la realidad cotidiana y con la necesidad de aportar en positivo para una mejor comprensión de lo que ocurre, venimos defendiendo, desde hace algún tiempo, la posición de que la política es esencial e imprescindible y además muy necesaria.

Me permito aquí, rescatar uno de los párrafos del manifiesto "Alternativa para Ávila" que se hizo público a finales del pasado año, suscrito por más de 100 personas y que dio origen a la asociación Cámbium, en el que se afirma lo siguiente:

"La política, en su sentido más cívico, abierto y consciente, es el espacio natural donde deben resolverse los problemas que acucian a la ciudadanía. Es también la herramienta de que dispone la mayoría social para que se impulsen propuestas y medidas referidas al bienestar social, a la protección del bien común y del medio ambiente, así como a la convivencia democrática, desde una perspectiva amplia, integradora, justa y feminista".

Llevamos desde el pasado 23 de julio en el que se celebraron Elecciones Generales, en un situación de interinidad gubernativa sufriendo las intenciones de quienes, por activa o por pasiva, no reconocen los resultados de las urnas, y pretenden la creación de un ambiente de tensión social y desafección política, desde el ruido, la manipulación, las mentiras y la simplificación.

La derecha española, en su forma tradicional o extrema (cada vez es más difícil diferenciarla), se ha dedicado, primero a negar la evidencia de unos resultados democráticos plurales llamados al entendimiento; y después, previo ridículo autoinfligidom tras una investidura infructuosa, a tratar de demostrar que la única solución para que España no se rompa es la repetición de las Elecciones Generales. Como de costumbre a lo largo de la Historia, cuando a la derecha no le salen las cuentas, es que los españoles se han equivocado y, por tanto, se legitima a sí misma para dar "el golpe de timón" que sea necesario.

Sin embargo, finalmente, se ha impuesto la cordura, la lógica y la concepción democrática de lo que significa gobernar un país complejo y plural como España. Nada que no sean muchos países de nuestro entorno, aunque desde una posición miope en muchos casos, pensemos que somos una rareza excepcional.

Tras largos meses de trabajo, diálogo, negociación y entendimiento (precisamente de lo que va la política y la democracia), asistimos a la consecución de un acuerdo programático de gobierno entre PSOE y Sumar, para encarar la legislatura y afrontar los retos más inmediatos que requiere nuestro país.

Un acuerdo que recoge, entre otras, cuestiones imprescindibles que mejorarán la vida de la gente: la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, la sustitución de los vuelos cortos por viajes asequibles en tren, la ampliación de los permisos retribuidos por nacimiento, la subida del sueldo mínimo interprofesional, el aumento del parque público de vivienda y regulación de los alquileres, el refuerzo del sistema público de salud, la revisión al alza de los objetivos de la Ley de Cambio Climático, la universalización de la educación de 0 a 3 años, una reforma fiscal justa para que la banca y las grandes energéticas contribuyan al gasto público, la derogación de la Ley Mordaza, y la aprobación de una Ley de cuidados.

A las alturas de este último episodio de la vida política española, se puede decir que hay personas y partidos políticos que han entendido, con rigurosa perfección, el mensaje y la lección democrática que la mayoría de españoles que fue a votar el pasado 23 de julio, incrementando el porcentaje de participación de forma significativa, dieron frente a la amenaza de las derechas: "pónganse de acuerdo y hagan política".

Sólo queda que, el resto de formaciones políticas llamadas al entendimiento para una investidura imprescindible, hagan la misma lectura madura de lo que los ciudadanos han manifestado en las urnas, tanto en general como en lo particular, referido a sus resultados de partido en sus comunidades autónomas. Que el árbol no impida ver el bosque.