José Alberto Novoa Nieto

Ágora

José Alberto Novoa Nieto


La gente comenta

19/01/2024

Se da en nuestra ciudad el pensamiento de que «la gente se queja poco». Es cierto que son pocas las personas que utilizan los medios a su alcance para formalizar las quejas por los cauces que podrían llevarlas a buen término, pero también cierto que, de un tiempo a esta parte, se oye comentar a las gentes del lugar que «lo de las obras de la ciudad parece interminable» o que «parece mentira que quienes gobiernan no puedan abrir una calle una sola vez, en lugar de varias durante varios meses».
Al respecto, ya ha dicho el Alcalde de Ávila que su gobierno va a continuar con las obras que sean necesarias porque su partido está por la labor de modernizar la ciudad. Conocedor de las quejas de los vecinos, aunque sea en corrillos o en la barra de un bar, el primer edil está en la obligación de responder a las preocupaciones de los abulenses y calmar los ánimos desde la cercanía callejera que le caracteriza.
Pero ya no son sólo las obras, lo que se comenta en las reuniones amigables de gentes que se conocen más o menos. Desde hace meses, venimos asistiendo al espectáculo lamentable de los presupuestos municipales de 2024 y que, más allá de los destrozos en los barrios por la apertura de zanjas, afecta de forma muy destructiva a la Casa Consistorial y a quienes, desde su labor política, la habitan.
Los reproches, las acusaciones, las líneas rojas, las propuestas absurdas, o las amenazas de recortes en servicios municipales, vienen ocupando el tiempo de quienes «gestionan» la ciudad, creyendo que los vecinos «están a lo suyo», mientras los responsables políticos de gobierno y oposición, que se creen incuestionables, están en boca de los vecinos por su incapacidad.
Hace poco escuché las preocupaciones de unos amigos, mientras tomábamos unas cañas, en relación al espectáculo al que nos someten desde el Ayuntamiento. «Por fin habrá presupuestos» decía uno. «Pero a qué precio y con cuánto retraso», decía otro. «Es lamentable lo que hacen unos y otros, no ponerse de acuerdo en algo tan importante», comentó un tercero. «Al final se han convertido todos en la casta de la ciudad», decía el último, mientras afirmaba con cierta nostalgia: «qué tiempos aquellos en los que había políticos que miraban por Ávila aún siendo de partidos distintos».
Ni gobierno ni oposición son capaces de moverse de su lugar partidista para llegar a un acuerdo que «desatasque» la falta de presupuestos. Desgraciadamente, la palabra negociación no forma parte del vocabulario de ninguno de los partidos políticos que forman la Corporación, insisto, de ninguno.
Pero ya hay fórmula para resolver el problema: habrá presupuestos por la vía de la moción de confianza, con su calendario detallado y todo. Mientras tanto, hasta abril y desde diciembre, todo está en el aire, o paralizado, o abajo amenaza de recorte, o en lista de espera de dudosa legalidad. En definitiva, la demagogia gana, los abulenses pierden.