Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Otros tiempos

10/05/2023

Qué tiempos aquellos donde se medía riqueza con el apego a las pieles, visón, astracán etc. y como no las joyas. La ostentación se demostraba con animales, y minerales. La ecología acabó con la peletería, y la bisutería devoró la joyería, que sigue apreciada como valor refugio, pero menos como esplendor refulgente. 
Pero la "riqueza" va en este presente por otros derroteros: la gastronomía, los viajes… sin embargo estos cambios nos llevan a otro consumo, más cercano ¡al ser humano! la cultura también se adquiere como no, en la diversidad, en conocer otros usos, otras costumbres y sobre todo darnos cuenta de que las personas de cualquier otro país, de otras razas, de otro color de piel son también nuestros semejantes.
La gastronomía en este momento tiene su fuerte en volver a la cocina casera, aquella donde se decía, y se debería de decir, hay que poner creatividad y amor en los guisos, ese amor tan necesario en nuestras familias en la sociedad etc. Los programas de televisión nos informan sobre los restaurantes exclusivos, esta información va calando, como el gran lujo, confeccionado con ingredientes cada vez más caros, y con mano de obra cualificada. Las imágenes que hoy nos muestran los medios de comunicación, son muy interesantes en cuanto destacar más en el cuidado personal, el diseño y su ropa, dejando de lado la suntuosidad cargante…
Hoy al ver en imagen la carroza de los reyes de Inglaterra me hice está reflexión, cuando pase más de un siglo, que reflexión harán los que vean las mismas imágenes. Estos días hemos visto tiaras de millones, y millones de euros, joyas de incalculable valor, o con un valor inalcanzable, solo para esa clase de élite social. Que contrastes ha tenido, y tiene esta sociedad en que vivimos. Desde hace décadas todo indica que vamos hacia el caos, afortunadamente se cree que después del caos viene el orden, algo que va siendo necesario, lo equitativo no llegara, la igualdad será inalcanzable, ni siquiera en lo gastronómico, solo nos puede salvar ante esto último la cocina de las madres, sus pucheros con su propio olor, ya nos llenaba y nos llenará de amor. 
El hombre modifica leyes de la sociedad, pero Dios se carcajea, el planeta Tierra, continuará tan pancha sin nosotros, sin inmutarse lo más mínimo. Porque fuera hay un mundo cruel que jamás entenderemos, mientras nos consolamos viviendo con la cabeza llena de pajaritos preñados. A veces parecemos   extraterrestres a los que han mandado para observar y recopilar información, que escribimos compulsivamente en una agenda del teléfono móvil o en una libreta. Somos individuos que hemos aprendido a aceptar destinos en la vida sin queja, en una sociedad al borde del colapso moral, espiritual, y sin ética social en la práctica.
Somos más abundantes que cualquier otro gran animal en la historia de la Tierra. Y esto representa una forma de desequilibrio ecológico que no puede continuar para siempre. En algún momento habrá una corrección natural. Les ocurre a muchas especies, cuando son demasiado abundantes para los ecosistemas, les ocurre algo. Se quedan sin comida, o nuevos depredadores evolucionan para devorarlos, o pandemias virales que las derrumban, esto último ya lo hemos vivido y sufrido los animales racionales, algo que también estamos acostumbrados, es a ciertas sorpresas desde la naturaleza, tanto atmosférica como humanas, todo pasa en nuestro vivir aquí y ahora. Nos cuesta dejar todo aquel metal que brilla, pero es necesario para intentar una igualdad, que nos lleve al Amor de Fraternidad.