Roberto Serna

El líder que hay en ti

Roberto Serna


Todo puede servirnos

18/05/2022

El camino hacia el triunfo puede describirse de la siguiente manera: 1. Establezco un objetivo. 2. Adquiero las competencias que necesito. 3. Emprendo la acción. 4. Me muestro flexible para avanzar a través de los errores mientras disfruto de los aciertos. Todos quienes obtienen buenos resultados actúan de esta manera, a partir de la creencia de que son ellos mismos quienes aprovechan sus propios recursos.
Los recursos siempre están ahí, esperando que alguien los aproveche y cree con ellos algo que puede ir desde montar un mueble del salón hasta la empresa más grande del país. Las cosas más sofisticadas y abrumadoras no son creadas por personas que poseen una imaginación y recursos sin límites, sino por personas como tú y como yo, personas que podemos decidir qué hacer de forma distinta ante las mismas situaciones para triunfar en algo que se nos ha estado resistiendo.
Digamos, por ejemplo, que el viaje que habíamos preparado para descansar unos días se cancela por mal tiempo y los seguros ni la compañía aérea, ni el hotel, se hacen cargo de los costes de una situación de la que sin duda nosotros no tenemos culpa. Algunos quedarían resentidos y perderían todo el fin de semana lamentándose por el dinero y la ilusión perdidos; unos se enojarían y harían otros planes con otras personas, mientras otros se quedarían en casa reclamando y maldiciendo a las compañías de seguros y hotelera prefieriendo que nadie en casa le dirija la palabra.
Permíteme hacer un inciso de las posibilidades perdidas. Una persona con recursos aprovecharía que el asunto del viaje ya no se encuentra en sus manos para pasar más tiempo en el hogar, haciendo algo nuevo con los suyos. Una persona con recursos sabe, desde lo más profundo de su ser, que la vida no está para que todo salga como en los planes, pero que sí puede crear nuevos planes que sustituyan a los que han fracasado. Recordemos que cuando algo falla, lo que falla es el plan y no nosotros, nosotros lo que podemos hacer es utilizar la situación a nuestro favor.
En nuestra cultura desgraciadamente las cosas funcionan así. Es más común sentir la pérdida que ver la oportunidad, descomponerse de rabia que rehacer los propios pasos, saldar negativamente cualquier situación y llamarnos fracasados que aprender las lecciones dolorosas. Si tú no crees en el fracaso de tu plan, tan solo que hay que darle una vuelta o incluso aparcarlo para enfocarse en otra cosa, si te sabes autor para tumbar las excusas asumirás el disfrute de las situaciones menos esperadas y harás que los demás las puedan compartir contigo, cambiando también sus estados de ánimo.
Ahí es donde tenemos que atacar con toda la artillería. No se hace necesario tener «más cosas», sino poder crearlas desde cero. Para saber servirse de lo esencial hay que entender que lo esencial está en los propios recursos, no en el ambiente que nos rodea. ¿Quién puede temer algo que puede volver a fabricar? El viaje está perdido, pero ¿quién dijo que no podíamos volver a sentirnos felices y ocupados en nuevos planes? Los planes están para eso, para hacernos sentir emociones, y cuando un plan cae otro nuevo se debe levantar y para eso nosotros nos tenemos que mantener en pie sin dejarnos arrastrar. El movimiento es vida, siempre he recordado con agrado esta máxima.