Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


Por un plato de lentejas

25/03/2024

Escuchen vuesas mercedes,

acomódense y lean

la cosa más inaudita,

la más importante afrenta

que le ficieron a Hispania

en esta triste quincena:

El pinche don Pedro Sán

ha vendido a Hispania entera.

Se jugó nuestros garbanzos

por un plato de lentejas.

Por seguir en La Mont Cló

y conservar su cabeza,

ha vendido una amnistía

por un plato de lentejas.

Siete lentejas tan solo,

ni siquiera una decena,

sacian su hambre de poder

y su ambición tan funesta.

Y quiere que nos traguemos

ese plato que nos quema,

y quiere que lo embuchemos

sin discusión ni protestas:

—Estos súbditos hispanos

tienen buenas tragaderas.

Ante tan grave amenaza,

la Hispania de miedo tiembla

y, en cuestión de democracias

quédase Hispania a dos velas,

muy inquieta y preocupada

y cada vez más hambrienta,

pues don Pedro la ha vendido

por un plato de lentejas…

¡Mas no hay lentejas pa todos

que él las siete se las queda!

Los fachitas populares

y los de la ultraderecha

se llevan, alborotados,

las manos a la cabeza

y dicen todos a coro:

—¡Qué bochorno, qué vergüenza

haberse vendido Pedro

por un plato de lentejas!

Alborotase el Senado

y el Congreso y la Congresa,

progresistas y "sumandos",

y VOXeadores y diestras.

Y lo mismo que un tal Goya

en un cuadro describiera,

día tras día y hora tras hora,

sin descansos y sin treguas,

andan a a garrote limpio,

en una continua gresca…

¡Son como el perro y el gato!

¡Qué brutos, menudas fieras!

De escuchar sus parlamentos

me da a mí vergüenza ajena.

Mas el fugado don Pis

Del Monte, desde su Bélgica,

como tiene la sartén

por el mango, y mucha jeta,

por todo lo que consigue

por solo siete lentejas,

se descojona de risa

y de la risa se mea,

pues don Pedro le concede

todo lo que le pidiera.

Incluso, ya lo verán,

su ansiada independencia.

Y surgen vivas y aplausos

y viscas fuertes resuenan

de Tarraco a Bar Celona

y de Yirona hasta Yeida,

por haberlo conseguido

por un plato de lentejas.

Fe y Jó a Pedro le pregunta

y le tira de la lengua,

—¿Qué has pagado a Pisdelmonte?

¡Diga el precio de la venta!

Pero ante las sus preguntas

él sale por peteneras

y, tozudo, erre que erre,

a los vientos vocifera:

—¡Que dimita Isabelita

antes de que hoy anochezca!

¡Que dimita Isabelita

y aquel que con ella duerma,

que Isabelita me sigue

dando dolor de cabeza!

También siguen martilleando

con su yunque don Yunqueras

y los de Yunts y Errecé:

—Esto de nuevo comienza

y no pararemos hasta

lograr nuestra independencia…

¡Y que nos den los impuestos

que nos ha robado Hacienda!

¡Y esto solo es el principio,

veréis lo que os espera!

Y don Pedro, que no es

aún ministro de la Iglesia,

a pesar de que no tienen

propósito de la enmienda,

les dará la absolución

sin ponerles penitencia.

¡Ay, qué desgracia más gorda!

¡Ay, qué desastre, qué pena!

Harto de decir mentiras

y de verdades a medias,

el resiliente don Pedro,

el que en La Mont Cló gobierna,

ha vendido nuestra Hispania

por un plato de lentejas!