Echo la mirada atrás y no parece que hayan pasado tantos años. Recuerdo el primer día de clase en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca. Era octubre de 2003, turno de tarde. Inicio del curso y no podía llover más. Una lluvia fina, intensa…Y sí, sin paraguas, no podía esperar otra cosa más que mojarme. No un poco, no. Empapada. Y en esos últimos metros que quedaban para llegar a la facultad, comencé a hablar con Tania, una chica de Galicia. Mojadas de pies a cabeza fue nuestra carta de presentación. Logramos cruzar el umbral de aquella puerta, la que sería nuestra casa de aprendizaje durante los siguientes cinco años.
Cinco años de formación que no pudieron ser más bonitos… Y sí, también hubo días de lluvia, pero cumplir tu sueño, era el mejor de los paraguas. Siempre tuve claro que quería ser periodista y la radio es mi pasión. Con las ideas claras, me especialicé en radio y televisión. Qué buenos ratos pasé haciendo las prácticas en grupo. Informativos, programas de entretenimiento… La voz como herramienta en un medio, el radiofónico, que es pura magia. Pero de la radio pasé a la asignatura de televisión. Fue entrar en ese plató y en la primera práctica que hice, la profesora me preguntó que si nunca había pensado en dedicarme al medio televisivo. Mi respuesta fue un 'no'.
Y aquí estoy. Justo esta semana en la que se ha cebrado el Día Mundial de la Radio (13 de febrero), cumplo 15 años de trabajo en La 8 Ávila. Fue en 2009 cuando me incorporé, después de varios veranos en prácticas en esta misma casa. Una profesión, el periodismo local en televisión, en la que cada día te enfrentas a cosas nuevas. Cada entrevista, cada lugar de la provincia al que viajas, cada suceso que cubres… De todo se aprende.  Y espero seguir aprendiendo. Cuando vean llegar un coche de La 8 Ávila a su municipio o lo vean pasar por las calles de nuestra ciudad, sepan que ahí va un equipo de profesionales que solo quiere hacer bien su trabajo: informar al ciudadano de aquello que ocurre en nuestra provincia.  
Por cierto, respecto a aquella chica de Galicia con la que me topé el primer día de facultad, no crean que me he olvidado de ella. Una apasionada de la prensa que también ha acabado trabajando en televisión. Casualidades de la vida. Y es que, a veces los sueños nos llevan a descubrir otros escenarios dentro de una misma profesión.