Soraya García

Un guiño a lo nuestro

Soraya García


El aburrimiento

15/03/2024

Hace unos días en la sección de 'cartas a la directora' de un periódico de tirada nacional aparecía una reflexión sobre el aburrimiento. En esa carta, un hombre de Madrid exponía de una manera sencilla, clara y directa cómo los padres nos empeñamos en que nuestros hijos no se aburran en ningún momento del día.

En esa misiva explicaba que los más pequeños de la casa están hiperestimulados con demasiadas actividades extraescolares y que no saben a qué jugar cuando les quitamos la tablet. Y aquí, viene el debate social y educativo.

Es cierto que en mi generación (la del 84) las extraescolares se demandaban mucho menos. Teníamos clase por la mañana y por la tarde. Después, llegabas a casa, merendabas y hacías los deberes. Tras ello, tocaba la cena y a dormir. Con esto no quiero decir que lo de antes fuera mejor ni peor, sino diferente. Todo ha cambiado. Ahora las horas lectivas son solo por la mañana y después, queda mucha tarde por delante. Siendo sincera, no veo mal que los niños acudan a extraescolares, pero sí creo que deben ser consensuadas con ellos. De nada sirve que vayan obligados. Creo que en esa balanza debemos poner los gustos de nuestros hijos.

Y entremos también en el debate del uso de la tablet y el móvil. Si antes decía que en mi niñez prácticamente no había extraescolares, mucho menos tablets. En este aspecto los padres somos los primeros que tenemos que ser ejemplo para los más pequeños. Ellos copian lo que ven. Es verdad que el móvil se han convertido en una segunda piel. Nos acompaña todo el día. Lo utilizamos para trabajar, mandar un mensaje, buscar información… y cuando nos aburrimos.

Sí, de nuevo hago alusión al aburrimiento. Sin entrar en cuánto tiempo usamos los dispositivos digitales, piensen en cuántas veces cogemos el móvil sin motivo. Y vamos más allá, cuando un niño dice que se aburre, ¿a qué recurre? No sé si se les habrá pasado, pero son muchos los niños que, en estos casos, lo primero que hacen para 'no aburrirse' es coger la tablet para jugar o ver un vídeo. En ese momento, los padres, somos la pieza del puzzle.  Es ahí donde les podemos dar las opciones y herramientas adecuadas. Hay que darles la oportunidad de que se aburran, de que nos aburramos. Es en el aburrimiento donde la imaginación aflora. Porque las nuevas tecnologías han venido para quedarse, pero no pueden reemplazar a esos momentos en los que las personas son realmente lo importante. Aprovechemos el tiempo con los demás y no delante de una pantalla.