Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


Ante el Cristo de las Batallas

29/03/2024

Ante el Cristo de las Batallas, Isabel y Fernando en su día de bodas, reciben un regalo de barro cocido llegado desde Florencia. Ante el Cristo de las Batallas, suplican a Santiago su protección, pero la boca de la talla se abre, y se oye "no es necesario otro socorro estando yo aquí". Arrodillados los Reyes Católicos rezan ante Él antes de cada batalla. Después su traslado a la provincia de Ávila, a un convento de hermanas dominicas patrocinado por Fernando el Católico y el Duque de Alba. 
Ante el Cristo de las Batallas una religiosa del siglo XVII que, habiendo agotado todas las vías médicas se confío al Cristo y pidió que le llevasen unos paños pasados por su efigie. La hermana sanó y pronto empezaron a verse más casos similares. Con el tiempo los paños se sustituyeron por cordones y hasta el día de hoy en el que aún encontramos gente que en su cordón encuentra la protección.
Ante el Cristo de las Batallas las desamortizaciones que le llevan a fijar su residencia en la capital. Y, años más tarde, la creación de la cofradía que llena la Semana Santa abulense de silencio y luz titilante, que ilumina los suelos de pierda con un ligero temblor, con los toques de corneta y el rasgar en la noche de las cruces arrastradas por los adoquines. Ante el Cristo de las Batallas el pueblo de Ávila, que vio que querían jubilar al Cristo de las procesiones y no lo consintió: Ante el Cristo de las Batallas la procesión de la madrugada con sus penitentes en formación. Muchos de ellos son padres, alumnos y exalumnos del colegio, mi colegio, que sienten la talla como algo suyo, nuestro, siempre cerca aunque no le veamos. 
Ante el Cristo de las Batallas, la comunidad educativa, la familia del colegio Santísimo Rosario: alumnos, profesores, personal laboral, padres, familiares y exalumnos. Todos protegidos por la historia de la ciudad. Los padres, que tanto aprecio y preocupación me han transmitido estos meses. Exalumnos que han corrido a preguntarme en qué podían ayudar. Ante el Cristo de las Batallas mis alumnos, a los que echo de menos y con los que espero volver a estar pronto, compartiendo la experiencia del aprender. Mis compañeros, muchos amigos, que siguen al pie del cañón, cuidando, enseñando y educando cada día con paciencia, dedicación y mucho amor. Ante el Cristo de las Batallas las hermanas del convento, que le cuidan, le rezan y le protegen cada día. Sus guardianas, sabedoras de su valor histórico y espiritual.
Ante el Cristo de las Batallas yo misma, pidiéndole. El Cristo de las Batallas en mi muñeca, en el retrovisor de mi coche. Ante Él espero superar esta prueba y salir más fuerte, sabiendo que me acompaña a cada momento, que me protege, con su mirada cargada de ternura, de bondad, que invita a creer y confiar.