Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


Tiempo de excesos y de fuertes contrastes

04/01/2024

Debo ser un "bicho raro", porque las fechas navideñas me activan el cerebro produciendo en mi mente una fuerte paradoja: Por un lado no me gustan estas fiestas sobre todo por el consumismo exacerbado y por la masificación en muchos puntos que podríamos denominar "de interés", aunque a algunos no les interese lo más mínimo. El despilfarro energético en muchas ciudades y algunas calles, y las aglomeraciones incluso peligrosas para acercarse a ver tanta ostentación lumínica que parece ser la antítesis de "las pocas luces" de los que las planifican. Todo en su justa medida...

Cenas, comidas, comilonas y zampadas que a veces superan la ficción. ¡Es como si pareciera que no hubiéramos ingerido alimento alguno durante meses! Se escuchan y lanzan por WhatsApp y otras plataformas y aplicaciones deseos de paz y felicidad al prójimo, la mayoría verdaderos pero algunos simplemente enviados en masa por simple inercia o complacencia olvidándonos por unas semanas del sufrimiento ajeno y de las guerras actuales que dejan miles de muertos y heridos; pero no sólo la de Israel y Hamás o la de Rusia y Ucrania, que son las más televisivas y televisadas, sino también las de otros lugares y países que pasan casi desapercibidos como Somalia, Sudán, Nigeria, Siria, Burkina Faso, Yemen... Tanto en las primeras como en el resto parece demostrarse que la ONU, fundada tras la Segunda Guerra Mundial para mantener la paz y la seguridad y garantizar los Derechos Humanos, apenas sirve para nada cuando son estados poderosos o problemáticos los que rompen las reglas de la decencia. Esto ocurrió en el pasado, existe en el presente y si no nos extinguimos antes, seguirá pasando en el futuro.

También en esta época navideña nos sentimos obligados a hacer regalos no sólo por tradición, sino también porque la industria nos incita y bombardea con ofertas y campañas de marketing que hacen a muchos adquirir u obsequiar lo superfluo e innecesario. Aquí encaja bien la frase tópica de que "no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita".

Por otro lado y salvando lo anterior y algunas consideraciones más que no menciono para no extender el relato, me gustan estas fiestas, sobre todo por el reencuentro familiar, aunque a veces la tristeza te invade por el recuerdo de los que ya no podrán estar físicamente contigo o por los que necesitas que estén a tu lado y debido a una u otra circunstancia no es posible.

El cántico de villancicos y melodías navideñas usadas con moderación alegran el ambiente, aunque en ocasiones pueden ser "cansinos" por repetitivos, o muy molestos si tu domicilio se encuentra en uno de esos lugares elegidos para poner los altavoces con el sonido en bucle infinito.

Resulta interesante también la ruta tradicional por los belenes de la ciudad, porque el arte tiene que estar presente en nuestras vidas durante todo el año, y mejor aún si finalizamos el mismo y comenzamos el nuevo admirando algunas de las figuras genialmente elaboradas que animan a la contemplación no sólo de las mismas, sino también de cómo se ha recreado el nacimiento de Jesús, la época en la que vivió y la visita de los Reyes Magos al pesebre.

En Ávila hay que destacar algunos de ellos, especialmente tres, que todos los años reciben la visita de cientos de abulenses, entre los que me incluyo, y que prefiero no mencionar cuáles son porque otros elaborados con el mismo esmero aunque con menos fortuna y resultado visual podrían sentirse agraviados. También muchos pueblos se están animando a realizar este tipo de nacimientos en los que incluyen edificios o lugares emblemáticos de estos núcleos rurales.

Y ahora que ya hemos comenzado el año, el bucle de la vida continúa, la luz de los días va creciendo poco a poco, los Reyes Magos están a punto de llegar con la ilusión e impaciencia de los más pequeños y el deseo de algunos mayores de que aunque les echen cero, al menos no se lleven nada de lo que ya tienen, que no es poca pretensión.

Con la esperanza totalmente utópica de que haya paz en el mundo y que las naciones luchen de verdad para parar el deterioro climático, deseo a nuestros lectores que el año recién comenzado les sea propicio. :-()