Hace sólo unos días que se ha celebrado este día tan señalado y sobre el que muy poco se hace y mucho se posturea. Esta fecha fue instaurada por el Programa de las Naciones Unidas y se conmemora desde hace 50 años constituyéndose como una enorme plataforma mundial para la divulgación ambiental. Bajo el lema general de "Una sola Tierra", este año la frase elegida que claramente define algo preocupante es "Sin contaminación por plásticos". Pero de poco sirven las palabras si los hechos no las siguen.

A pesar del compromiso de reducción y eliminación de plásticos de algunos, otros especialmente varios supermercados y grandes cadenas comerciales siguen empeñadas en envolver en plásticos todo lo que muestran y nos invaden con envases incluso de piezas individuales multiplicando su consumo en lugar de reducirlo.

Según un informe de Greenpeace, de una larga lista sólo dos grandes cadenas obtienen una valoración aceptable, y precisamente dos de las más conocidas destacan con la más baja (unas y otras las tenemos en la ciudad), con casi un nulo compromiso de eliminación de este tipo de envases antes del 2025, y parte de esta pasividad y pasotismo tiene su origen también en el escaso compromiso ambiental de los consumidores que no exigimos lo suficiente para esa eliminación. Hay que solicitar un cambio rápido y pedir a los responsables que dejen de sobre-envasar sus productos.

Se calcula que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico a nivel mundial, reciclándose solamente un 10%. Según la organización Nature.org en 2050 habrá unos doce mil millones de toneladas de este tipo de residuos, que ya actualmente aparecen por todos los lugares, incluso en pequeños municipios como el nuestro o en la periferia de la propia ciudad. Todos hemos visto este tipo de restos por cualquier lado, el las orillas del Adaja, acumulados en montones en el valle Amblés, y dispersos por cualquier rincón si salimos a pasear por los alrededores de Ávila.

El problema a nivel global es aún más inquietante: se han encontrado residuos de micro plásticos desde en la cima del Everest hasta en el fondo de los mares y en los pescados que consumimos, e incluso a veces en el aire que inhalamos en forma de partículas casi microscópicas en las que se disgrega este material.

Curiosamente este veneno se está volviendo contra su creador, el ser humano, ya que también se ha detectado hasta en la leche materna e incluso en placentas de recién nacidos (Greenpeace).

El impacto sobre nuestras vidas comienza a notarse ahora, pero en el futuro seguramente será mucho mayor no sólo a nivel de contaminación por residuos, sino de salud, ya que algunos de los plásticos que utilizamos tienen componentes como bisfenol, ftalatos y policlorados (PBC) sobre los que los científicos ya han advertido que pueden relacionarse con alteraciones endocrinas, trastornos del desarrollo, anomalías en el aparato reproductor e incluso cáncer.

Como indicamos al principio ya pasó de nuevo este día tan señalado al que algunas multinacionales, empresas y organismos se han sumado sobre todo de cara a un lavado de cara ante la sociedad, porque he visto anuncios propagandísticos de algunas claramente contaminantes o dañinas que poco miran por el Medio Ambiente y mucho por sus beneficios empresariales; con relatos de todo tipo en diversos medios de comunicación haciéndonos ver que son ecológicas, verdes, sanas y comprometidas, cuando la realidad es que arrasan con todo lo que pillan y pisotean las voluntades de las gentes, unas veces con oscuras presiones y otras a golpe de talonario. Siempre hay contadas excepciones que ratifican la norma a las que habría que felicitar, pero son tan escasas…

Desde estas páginas animo a los lectores y consumidores a la vez, a que traten de minimizar el uso del plástico y presionen a las grandes superficies (y a las pequeñas también) a que de este paso tan decisivo y necesario por nuestra propia salud y por el bien del Planeta, que sólo tenemos uno y cada vez más deteriorado. :-(