Por segunda vez este año
ya la campaña está encima,
que ha convocado erecciones
Pedro Sán, el Monclovita,
allá por el mes de julio,
cuando aprieta la canícula.
La gran fiesta democrática
es famosa por sus vísperas,
y antes de haber empezado
ya las espadas se afilan
y cientos de espadachines
buscan sacarnos las tripas.
Suenan gritos y empujones,
es la guerra de guerrillas:
—Aparta, yo voy primero.
—Tú te colaste en la fila.
—En ese lugar no salgo,
colócame más arriba…
—¿Y yo dónde me coloco?
¡La cosa está muy jodida!
—¡Pues iros a tomar viento!
—Tranquilo, que ya me iba…
que no habrá sillón pa todos,
que hay más traseros que sillas…

Estos eran los diálogos
que a diario se oían,
asediados nuevamente
con la tabarra política,
con los caretos de siempre
pegados en marquesinas,
entre voces, voceríos,
mítines y diatribas,
y tirándose los trastos
en la mitad de la crisma.
Campañas inaguantables,
tediosas, aburridísimas,
más largas que diez cuaresmas
sin pan y sin longanizas.
Como muestra, este botón
del lío de los podemitas
y de la Vicegalega,
la sin par Yola Anda Dí Haz:
A pesar de que la nombra
candidata Pablo Ermitas,
ahora se revuelve en contra
y a todos da la puntilla…
Y además de no ajuntarlos
le hace bulling a Irenita,
y no se conforma solo
con no ajuntar a esa chica,
que también echa a El Ché Nike
y le joroba su silla…
La tele y todos los medios
preguntan a doña Dí Haz:
—¿Porqué no metió a la Irene
en buen lugar en sus listas,
que, al haberlas hecho usted,
no son tontas, son listísimas?
Contesta doña Yol ¡anda!
con su siniestra sonrisa:
—Es que España nos espera,
por eso vamos con prisa…
Le preguntan otra vez,
y por tercera, y por quinta,
y les responde lo mesmo,
permitid que lo repita
igual que un disco rayado,
de los que antes se oían:
—Es que España nos espera,
por eso vamos con PRISA…
—pregunto: ¿Prisa de urgencia,
o PRISA de prensa escrita?—
El caso es que «los sumandos»
de esa RESTA tan manida
grandes líos han tenido
para completar las listas,
que hasta enfadose bastante
y protestó Pablo Ermitas:
—Te has de arrepentir, Yol, ¡anda!,
por no meter a «mi chica».

Mientras tanto, Pedro Sán,
viendo cómo discutían,
ÉL solo descojonábase
y partíase de risa,
pues ve que están peleados
los de su banda izquierdísima…
Hasta el mesmo don Feé y ¡Jó!
de risa se escuajeringa,
frotándose entrambas manos
ante lo que se avecina,
pues las encuestas le dan
casi, casi, mayoría,
y para la zurda auguran
una gran escabechina,
aunque la encuesta tezánica
todo lo contrario diga.

Para compensar, don Pedro,
en otra de sus filípicas,
nueva promesa nos saca
de su chistera inaudita:
—Yo, don Pedro, el Presidente,
por mi gran cara bonita,
para que voten a gusto,
y a gusto su voto emitan,
pondré urnas en las playas
debajo de una sombrilla,
con olor a mar salada
a chiringuito y sardinas;
y al lado un puesto de helados…
¡que paga Hispania, que es rica!

¡Qué bueno es don Pedro Sán!
¡Qué presi, qué maravilla,
que nos convoca a las urnas
en julio, en plena canícula!
¡Que viva la democracia…
¡y que no se nos derrita!