Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


La Divina Comedia - El Infierno

04/10/2023

Estaba pensando cómo calificar a ciertos políticos, no como «políticos de partido», pues todavía no sé qué es un político de partido y a que se dedica principalmente, sino como simples seres humanos, que actúan en esta vida en el llamado mundo de la política. Y recordé esa extraordinaria obra, La Divina Comedia de Dante Alighieri, que en Italia es, como El Quijote en España, obra cumbre de la literatura universal, siendo escritas ambas en distintas épocas –las separan tres siglos– no solo nos distraen, sino que también nos ilustran y nos hacen pensar, sobre los comportamientos humanos. Leerla no es fácil, pues exige algún conocimiento especial para sacarla todo su jugo, cosa que no posee el lector común, y me incluyo. Muchos la han estudiado a fondo, no solo como poesía, sino también como el reflejo espiritual en una época, siglos XIII- XIV, y de las creencias cristianas profundas del autor en aquel momento medieval, transición al Renacimiento, donde a su vez es el actor de su escrito, diciéndonos bellamente que todos nuestros actos trascienden lo meramente humano, creyendo en un mas allá, y que esta vida solo es una etapa y nuestros espíritus seguirán viviendo, mas esos actos humanos serán juzgados, premiados o castigados. Y aquí es donde se desborda la imaginación de Dante. Los temas que a Dante le apasionaban eran: la política, las luchas partidistas en aquella Florencia agitada por güelfos y gibelinos, y algunos estudiosos llegan a deducir que Dante representa en esta obra, a la Humanidad. Su adorada y su amor Beatriz, fiel acompañante en la narración por el Paraíso, también dicen que representa a la Fe; mientras que su recorrido por el Infierno lo hace acompañado y guiado por el poeta latino Virgilio, admirado por Dante, al que podríamos encuadrarle como representación de la Sabiduría. Toda la obra tiene un mensaje: que nuestros actos deben estar por encima de lo meramente humano.
Hablar de la Divina Comedia, no es el objeto de este artículo, sino que intento trascender en el tiempo, hasta el día de hoy, en algo mas concreto. Dante cita a innumerables personajes que se encuentran en alguno de esos tres estadios en los que está dividida la obra, el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, de todos los tiempos hasta entonces, siendo una gran parte de su época, donde mete a Papas o Reyes en el Infierno, y nos dice por qué, y los sitúa en el lugar que supone merecen estar por sus defectos de acción y de omisión. Muchos, sobre todo en el Infierno, son personajes florentinos que, solamente historiadores especialistas de la época, podrían darnos algún detalle. He escogido El Infierno, y elucubro a que personaje actual podría referirme, y donde le colocaría en la narración. Se me ha ocurrido, por ser de todos conocido y representativo de este momento, al ínclito presidente de la nación española, don Pedro Sánchez Perez-Castejon.
El Infierno de Dante ha creado una palabra para definir algo horrible, lo dantesco, donde sitúa a los personajes según sus defectos o maldades, es un enorme cono invertido, dividido en nueve niveles, desde el mas ancho que está en la parte más alta, al más estrecho y profundo en la parte más baja, que el coloca en el centro del planeta, cuya representación mas sensible la hizo Botticelli, plasmada en un cuadro ¿en qué nivel colocaríamos a Pedro Sánchez? Según la creencia de muchos, por lo que se sabe públicamente de él, le correspondería el circulo octavo, que a su vez está dividido en bolsas, siendo la bolsa sexta, a donde van los hipócritas, vestidos por fuera con capas de oro y por dentro de plomo, obligados a caminar sin parar con gran esfuerzo, por el enorme peso que acarrean. Pero tampoco estaría mal situado en la bolsa octava, un foso en llamas, donde se castiga a los que causaron discordia. También podría estar en el circulo noveno, el último y mas profundo del Infierno, donde se castiga a los traidores, dividido en cuatro zonas, donde en la zona cuarta se castiga a los traidores políticos, sumergiéndolos en hielo.
Este triste divertimento, no es una contradicción, trata de hacer ameno lo que es el espectáculo político español, está basado en la Divina Comedia, pues creo que las acciones humanas, revestidas de una legalidad artificiosa, solamente humana y muy imperfecta, de las que el ciudadano es un simple espectador que no puede hacer nada, sino mirar, pueden tener en el mas allá su premio o castigo, pues en este mundo no va a ser posible. Todo por la paz social. Todo por la democracia, nueva religión que hay que acatar. Esto no nos consuela ni nos alegra, pues todos somos humanos, y también podemos fallar. Pero a los creyentes nos mantiene el plus de la Fe, que exige arrepentimiento cuando has caído o equivocado, y eso parece ser que es incompatible con la avaricia humana, el ostentar el poder que desean algunos para implantar sus ideologías.