Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


Paseando desde San Segundo a Fuentes Claras

07/10/2021

Es el Adaja el río más emblemático de los abulenses y ha configurado la vida de numerosos núcleos urbanos, incluida la propia capital. Los que tenemos cierta edad recordamos cómo podíamos bañarnos en El Soto sin ningún problema, y lo famosos que eran sus peces por su incorruptibilidad. La calidad del agua y los minerales que traía disueltos hacían que no se pudrieran y quedaran momificados como si el paso del tiempo no les afectara, salvo la propia deshidratación como era de esperar.

Recuerdo también un río vivo, que incluso a la altura de San Segundo y aguas abajo poseía una colonia de almejas de agua dulce de notable tamaño (Unio delphinus), que además de depurar el agua más aún, interactuaba con ciprínidos para tratar de colonizar más terreno. La vida en el cauce desaparecía al llegar al azud del molino del Batán donde vertían por una enorme tubería, las aguas residuales de la Ávila antes de construirse la depuradora.

A veces me gusta hacer un recorrido partiendo del camino verde que se adentra hacia la Estación de pre-tratamiento de Residuales, atravesar el puente de madera y acercarme hacia el muro de Fuentes Claras para volver por la carretera asfaltada que bordea el pantano, o viceversa. Es un lugar bastante transitado por los abulenses y que tal vez debiera cuidarse un poco más.

Hasta aquí todo correcto. El problema es que cada vez que llueve con cierta intensidad, todas las alcantarillas que hay desde El puente de madera que atraviesa por el Lienzo Norte, hasta el reculaje de Fuentes Claras, que son unas cuantas, se desbordan y vierten a borbotones aguas residuales al Adaja, e incluso al camino, mostrando no sólo los detritus sino restos de todo tipo (habría que reflexionar también qué tiran algunos al retrete). Y por si esto fuera poco, el tanque de las tormentas hace lo mismo: aguas fecales al cauce.

El resultado es que un paseo excelente que los abulenses podríamos disfrutar, se convierte en una maloliente experiencia que se mantiene gran parte del año; además de un espectáculo visual poco agradable y que no tiene pintas de que se solucione fácilmente.

Recientemente he leído que existe un proyecto de ampliación del mencionado tanque de las tormentas, que de poco va a servir si las alcantarillas siguen echando mierda cada vez que llueve.

También he de reconocer que la solución a esto no es simple, salvo que existiera una red independiente de aguas pluviales, o se ampliara la tubería actual hasta dimensiones mucho mayores capaces de asumir el agua de lluvia sin reventar las alcantarillas.

Pues estos días di un nuevo paseo para contemplar si el río traía más agua con las lluvias recientes, y de nuevo el olor era insoportable a esa altura, a lo que hay que unir que el líquido vital viene ahora mezclado con las cenizas de los incendios y con menos oxígeno.

Ya rodeando el embalse, los caminantes se encuentran con varios coches que teóricamente no deberían circular por ahí, e incluso algunos casi metidos en el agua. No estaría mal recuperar este paseo para los andarines. Tampoco cuesta tanto dejar el coche en el parking bajo el puente y acercarse a pie hasta la orilla unos metros aguas arriba.

Al llegar al muro unido al reculaje del otro embalse, mi sorpresa y la de otros muchos que estaban por la zona fue ver cómo bajo éste el agua estaba teñida de verde y azul ofreciendo un espectáculo impactante visualmente pero totalmente nocivo. Son presumiblemente algas azules o cianobacterias con un alto potencial tóxico tanto para los peces como para nosotros. Generalmente se encuentran de forma natural en el agua en poca cantidad, pero con alto contenido de nitratos y un agua poco salubre, se multiplican con rapidez y pueden ocasionar problemas serios.

En fin, En el curso alto el agua baja gris, cuando atraviesa la ciudad apesta, y al caer de fuentes claras se tiñe de colores peligrosos.

¿Veremos alguna vez un Adaja limpio y estos embalses saludables? Yo creo que no, pero nunca se pierde la esperanza, porque Ávila podría tener un excelente punto de encuentro y de ocio en esos lugares para realizar deportes acuáticos o bañarse sin miedo a coger una infección.

Pero antes hay mucho, mucho, muchísimo por hacer.