Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


Hero, el borreguito luchador

14/04/2021

LOS  que somos sensibles a cualquier tipo de padecimiento ajeno, y por extensión también al sufrimiento animal, a veces vemos atrocidades cometidas contra esos seres generalmente indefensos. Muchas veces se les inflige daño intencionado, tal vez por puro sadismo, por mala sangre, o simplemente por diversión, aunque me pregunto que quién puede divertirse haciendo sufrir a un ser vivo.
Se me pusieron los ‘pelos de punta’ hace solo un par de días viendo un vídeo retransmitido por algunas cadenas de televisión en el que se sometía, en un laboratorio madrileño, a una presunta cruel experimentación sobre animales de todo tipo: ratas, cerditos, conejos, e incluso monos...
Pero no hay que marcharse muy lejos para comprobar que existe gente con pocos remordimientos de conciencia, cuando entre las protectoras abulenses y personas particulares, siguen rescatando camadas de gatos y perros metidas en bolsas de basura y tiradas a los contenedores.
Muchos de ellos han podido ser salvados gracias al esfuerzo desinteresado y altruista de todos ellos, a los que hay que admirar por su enorme esfuerzo; o cómo estos días se están envenenado perros y gatos en un parque de la ciudad; también fuera de ella siguen apareciendo cebos envenenados en algunos cotos en los que parece que poco importa la vida ajena, sobre todo si es de animales a los que se les considera aún cosas no sensibles.
Pero en muchas ocasiones los propios animales nos dan muchas lecciones y sorprenden a los humanos, teóricamente más evolucionados tanto en cuerpo como en mente, aunque viendo cómo actúan algunos está claro que la evolución humana tiene sus puntos débiles y eslabones mentales perdidos, con falta de empatía y sensibilidad.
Un suceso acaecido hace solo unos días me ha llamado la atención, un borrego, cuya acepción penosamente se utiliza para despreciar a alguien apareció prácticamente ahogado, casi muerto en el Adaja. Supongo que caería al agua y no pudo salir, porque no me cabe en la cabeza que alguien lo arrojara intencionadamente, aunque pensándolo bien tampoco me extrañaría por las muestras de inanición que presentaba. 
Pues bien, una persona de esas sensibles y empáticas, le encontró en la orilla sin apenas un atisbo de vida, le secó, envolvió en una manta, le llevó al veterinario y tras unos días de recuperación y una demostración de entereza y ganas de vivir acabó en un santuario de animales prácticamente recuperado.
Pero la mala suerte se cebó en él y cuando vivía ya feliz y totalmente recuperado, un accidente le afectó de nuevo. Se metió bajo una yegua; ambos se asustaron y acabó pateado y maltrecho, inerte bajo sus pies. De nuevo, la sensibilidad de estas personas hizo que de forma urgente le llevaran a un hospital veterinario en el que lleva unas cuantas semanas; seriamente afectado, se pensaba que no saldría adelante y difícilmente volvería a caminar. Pero Hero (de héroe), así bautizado por sus cuidadores comienza a dar de nuevo sus pasos intentando seguir a las personas que se acercan a él demostrando unas ganas enormes de vivir y un ejemplo a seguir. :-(