Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


La iglesia de San Andrés, por la noche no la ves...

07/10/2020

NO hay ninguna duda de que nuestra ciudad histórica es hermosa de día y por la noche mucho más. La iluminación remodelada de muchos de nuestros edificios ha dado una nueva vida y un buen impacto visual no sólo al turismo que nos visita, sino también a los propios abulenses que han redescubierto sus iglesias, torreones y palacios después del atardecer; aunque en alguno de ellos hubiera sido mejor una luz más cálida en consonancia con la piedra original.
Poco a poco la historia abulense se alumbra para un mejor conocimiento de la misma; pero hay un lugar que destaca, precisamente por su abandono total en ese aspecto a pesar de ser una de las iglesias románicas más antiguas de España y un ejemplo patrimonial, declarada Monumento Nacional en 1923. Aunque poco le luce dicho privilegio.
Cuando el sol se oculta, San Andrés desaparece; la escasa iluminación del jardín (en el que sólo hace unos años se pusieron cuatro o cinco farolas insuficientes para aclarar la zona) apenas deja vislumbrar su hermosa puerta principal, dejando totalmente a oscuras el ábside lateral, la puerta oeste y convirtiendo en casi invisible su torre. Una pena ya que con unos pocos euros se solucionaría, simplemente poniendo unos focos orientados hacia esos puntos totalmente negros.
Pero el abandono de su entorno también es patente desde hace muchos años. Dos postes que no sujetan nada se encuentran junto a sus puertas; los turistas que se acercan a visitar este lugar no encuentran ninguna información de su horario, ni dónde contactar si su entrada está cerrada (que es lo más normal).
Por otra parte el jardín no ha visto un jardinero en años y años, excepto algunas cortas periódicas de césped. Pero las acacias se caen de viejas sin haber recibido una poda de rejuvenecimiento ‘en su vida’, los cedros aún mantienen ramas desgajadas y sin recortar de la última gran nevada de hace unos años, y las acículas caídas sobre la ridícula marmolina que colocaron bajo ellos la han cubierto por completo con bastantes centímetros de espesor, porque desde hace años no se ha pasado un rastrillo por allí. Recuerdo ya hace mucho cómo había un equipo de personas que al menos un vez al mes recorrían este espacio dejándolo mucho más decente de lo que hoy está, pero actualmente parece haber desaparecido del listado de los jardines abulenses. ¡Qué triste!
Eso sin mencionar la maraña de cables sujetos por un poste de madera que destrozan la vista del ábside desde la zona este del descuidado jardín dando un aspecto tercermundista a este emblemático rincón. :-(