M. Rafael Sánchez

La mirada escrita

M. Rafael Sánchez


Gog

09/03/2021

Va a hacer un par de años que mi compañera trajo a casa un libro de título extraño, Gog, y cuyo autor era el italiano Giovanni Papini. La biblioteca pública Olegario González de Cardedal había sacado algunos libros para regalar a los transeúntes que se animaran a ello y cogió ese ejemplar. Es un libro curioso que está considerado por la crítica como su mejor obra. Papini alcanzó gran fama en su patria y escribió más de setenta obras. Terminó sus días, ciego, mudo y con su cuerpo paralizado, en el convento franciscano donde había ingresado una decena de años atrás.

Gog es una serie de relatos de corte filosófico e histórico en el que el personaje principal de cada uno es, bien una persona real –Gandhi, Wells, Pitágoras, Lenin, G.B. Shaw, Einstein, etc.-, bien un personaje ficticio. En ambos casos el protagonista, el rico y extravagante Gog, va recorriendo el mundo y teniendo entrevistas imaginarias con cada uno de esos personajes, en un estilo lleno de humor satírico y agudas reflexiones.

Dos de estos encuentros suceden en España. El primer encuentro es con el escritor Ramón Gómez de la Serna y el siguiente con un personaje inventado, El duque Hermosilla de Salvatierra. Pues resulta que este duque reside habitualmente en la ciudad de Burgos, pero dispone de otros cuatro palacios por España, cada uno de ellos decorado con un color que el autor debe de considerar acorde con cada ciudad. Cuando leí el relato no observé algo que ahora relaciono.

El protagonista –que da título al libro- tiene el mismo nombre que uno de los dos gigantes que flanquean la entrada principal de la catedral de nuestra ciudad. En el bíblico Libro de Ezequiel se dice que Gog es el soberano del reino de Magog. Según otras versiones, Gog y Magog son personajes legendarios que aparecen también en las tradiciones judía e islámica. En el Apocalipsis está escrito que “Cuando se terminen los mil años, será Satanás soltado de su prisión y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar.”

El otrora director de El Diario de Ávila, Juan Grande Martín, en su libro editado en 1972 “Ávila, emoción de la ciudad”, dice que los dos salvajes gigantes de la portada oeste son Gog y Magog. Volviendo al libro de Giovanni Papini, este es el fragmento acerca de los palacios del duque: “Cada palacio tiene su color y su particularidad. En Ávila tiene el palacio Negro, donde todos los muebles y las tapicerías son de luto y donde pasa, habitualmente, la Cuaresma. En Toledo tiene el palacio Verde, cubierto… de mayólicas árabes, dispuestas de manera que cada estancia parece una pérgola, un bosque, un huerto.” Sigue el relato diciendo que el de Sevilla es el palacio Rojo y el de Madrid es el palacio de Oro. Cuando he releído el relato he vuelto a interrogarme el porqué eligió este color para su palacio en nuestra ciudad y si el escritor llegó a estar aquí alguna vez.