Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


Las cigüeñas regresaron a nuestros campanarios

30/12/2020

LLevan ya un par de días con nosotros en la capital, y probablemente en próximas jornadas aumenten sus efectivos, tras un viaje de miles de kilómetros desde tierras africanas. Hace mucho que rompieron la tradición de volver por San Blas, el 3 de febrero. Incluso algunas, sobre todo las adultas, ya ni siquiera emigran pues encuentran alimento durante todo el año en los numerosos y crecientes vertederos.
Según un estudio publicado por SEOBirdLife, los efectos provocados por el hombre como la producción de gran cantidad de residuos o la puesta en cultivo de regadío de enormes zonas antes dedicadas a secano, están produciendo grandes cambios tanto en el medio ambiente como en el comportamiento de las especies.
Gracias al seguimiento por GPS este informe de SEO ofrece datos curiosos como que cada vez migran menos, e incluso lo hacen a menor distancia, disminuyendo sus recorridos. Se muestran otros inéditos como la invernada de zancudas desde otros puntos de España, hacia pleno centro de la Península, como es Rivas-Vaciamadrid, donde algunas se asientan desde enero a agosto en este municipio...
Estas llamativas aves han formado desde hace muchos años parte de nuestra ciudad amurallada, aunque han vivido tanto épocas de esplendor, cuando casi todas las torres y espadañas estaban con nidos ocupados, pasando por una pasada década de peligro, donde sufrieron un descenso muy preocupante,  y en épocas más recientes también se  llenaron muchos habitáculos de alambres de acero y púas para evitar que anidaran allí; incluso se llegó a la ilegalidad y atrocidad de eliminar sus nidos con alevosía y nocturnidad, con pollos dentro de ellos. Recuerdo con tristeza esa oscura época en la que algunos nidos estaban por la mañana, y al amanecer habían desaparecido con sus habitantes incluidos, y «nadie sabía nada».
Noticias preocupantes también las que leíamos en Diario de Ávila de que aún hay gente que sigue envenenando cotos y animales, y furtivos que actúan sin importarles la pandemia, o vertidos en los ríos y arroyos que hacen que algunos cauces apesten.
También algunos datos positivos, pero sobre todo de intenciones, con subvenciones europeas a la vista para recuperaciones ambientales,  que deberían utilizarse realmente para eso, algo que no siempre ocurre.
Una de las sorpresas positivas es que aunque la electrocución de aves sigue siendo un peligro, he observado cómo durante este año se han protegido muchos apoyos. Algo que llega algo tarde, pero siempre es de agradecer. :-()