Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


Ley Trans para todos, todas y «todes»

05/07/2021

Unas cuantas tonterías 
nos acaba de endilgar
la ministra doña Irene,
menistra de Igualnosdá.
Cada vez que echa una arenga,
el ridículo es total.
Usando con ironía 
su jerga gramatical,
en la que nos va metiendo,
—y más que nos meterá—
a todos, todas y todes,
yo les voy a dedicar
los versos, versas y verses
que nadie ha escrito jamás,
imitando a doña Irene
en su forma de parlar:

Humildemente, paréceme
una gran «varvaridaz»
esa ley que todos llaman,
simplemente, «La Ley Trans».
Cuando ya nos dan permiso
de pasear sin bozal;
cuando el recibo de luz
sube y sube sin parar,
que cada vez que lo vemos
nos trae más oscuridad;
cuando Hispania en la «Urocopa»
ya está en la semifinal,
—y el bueno de Lucho Enrique
aún más nos sorprenderá—,
la menistra doña Irene
la tal ley nos va a endosar.

Con tener 16 años,
y aun siendo menor de edad,
me puedo cambiar de sexo
al instante, «en un plis plas».
Así, sin más condiciones,
porque la gana me da,
si soy hombre hecho y derecho
a mujer puedo pasar,
o a «EleGéTéBÍ»
con derechos por igual,
sin condiciones impuestas
y en un momento… ¡ja, ja!
¡Así seremos más libres
y libros, con libertad,
y libras, sin ser inglesas,
pues lo dice… la Ley Trans!

Pienso que es una burrada
—me perdone el animal,
que el burro no tiene culpa—,
y que es una atrocidad,
desatino, despropósito,
y tararíii…  tararaá…
las normas y los preceptos
que nos trae La Ley Trans.
Si eres mujer, o sea, fémina,
en macho puedes trocar,
y si eres fémino, en hembra,
o en hembre… ¡qué más da!
No necesitas informes
del médico del lugar,
ni el «pchicólogo» de turno
nada te preguntará.
Solo porque «tienes ganas»
y te apetece cambiar…
La cosa es harto sencilla:
A cualquier juzgado vas
y dices —sirva de ejemplo—:
—Quiero ser original,
ya no quiero ser Domingo,
en Dominga he de trocar
o en Domingue, o mejor, Sábado,
que sin duda, mola más,
y así toda la semana
fin de semana será.
—¿Y si me cambio de nombre,
podreme yo descambiar
y ser otra vez festivo
u otra fiesta de guardar?
—Sí, porque está permitido,
que lo trae La Ley Trans,
y lo manda doña Irene,
menistra de Igualmedá!

Yo, por supuesto, que acepto
esta ley «trans-cendental»,
y lo veo bastante claro,
—trans-lúcido de verdad—,
pues nos hará más felices
y el placer trans-portará
en una gran trans-ferencia
esa dichosa Ley Trans.
Aunque me asaltan mil dudas
que hoy os quiero «trans-ladar»
pues lo oí en mi «trans-istor»
a la hora de almorzar,
y me llevé a la cabeza
las dos manos, o sea, el par:
Estoy trans-ido y trans-puesto
con la dichosa Ley Trans.

¿Permitirá esta tal ley
el Presi, don Pedro Sán,
—que si le quitas el Chez
en santo se ha de quedar—?
¿Consentirá a «la Marquesa»,
esa de Galapagar,
que con un par de… «decretos»
nos endilgue La Ley Trans?
¿Lograremos salir d´este
tupido berenjenal?
¿Tiraremos «p´adelante»,
o tiraremos «p´atráns»?

Cosas veredes, lectores.
No conviene adelantar….