José Alberto Novoa Nieto

Ágora

José Alberto Novoa Nieto


Ni la oculten, ni la ignoren

16/04/2023

Como suele ocurrir con determinados asuntos, en esta semana se ha hecho público un informe de la ONG Ayuda en Acción sobre juventud, que ha pasado prácticamente inadvertido, en el que se alerta de las dificultades de los jóvenes para emanciparse, y en el que se señala que el trabajo no es garantía para ello.
Estas dificultades para la emancipación en España, irán en aumento en los próximos años a pesar de que las perspectivas económicas son buenas para nuestro país y de que se prevé que el paro juvenil descienda en 10 puntos en 2030, pasando del 30% actual, al 20%. Sin embargo, la edad de emancipación de los jóvenes españoles se sitúa tres años por encima de la media europea, es decir, a los 30 años. 
Esto significa que los trabajos que tienen los jóvenes son precarios y de bajos salarios, lo que hace imposible que puedan independizarse y desarrollar un proyecto de vida con suficientes garantías laborales y económicas. A ello hay que sumar el problema de la vivienda, señala el informe de Ayuda en Acción. Para pagar una casa en la que poder vivir y ser independientes, los jóvenes españoles tienen que destinar, de media, entre el 35% y el 40% de sus ingresos.
Ávila no es ajena a esta situación. Según los datos aportados por el Observatorio de Emancipación juvenil, los jóvenes asalariados de la provincia de Ávila no pueden acceder a una vivienda sin superar el umbral de sobreendeudamiento. Tienen que dedicar una media del 41,2% de su sueldo para el pago de la renta de alquiler o un 26,3% para la cuota hipotecaria, de término medio. Esto significa que, aunque, en algunos casos, emanciparse por la vía del crédito hipotecario no alcance el límite máximo de endeudamiento, que está situado en el 30% del salario, lo cierto es que gran parte de la población juvenil abulense se encuentra con la barrera de las condiciones bancarias, que exigen una serie de requisitos que nada tienen que ver con la realidad de la temporalidad de los empleos y la precariedad laboral.
A esto hay que añadir que, según los datos de proyección de población del INE, se estima que, en la provincia de Ávila, la población menor de 18 años en 2035 será de 16.301 personas, lo que supone un descenso del 30,5% respecto a los datos de fecha 1 de enero de 2020, que contaba con 23.460 habitantes menores de edad.
En un contexto actual de elecciones municipales, esta realidad debería estar en el centro del debate político. Los partidos que concurren al mandato municipal para los próximos cuatro años deberían estar explicando sus propuestas relacionadas con la juventud, si es que las tienen, para paliar esta situación de precariedad laboral, bajos salarios y dificultades de acceso a una vivienda.
Además de la formación académica o profesional que adquieren los jóvenes abulenses con gran esfuerzo y mucho tiempo de sus vidas, también se les debería ofrecer las herramientas suficientes para hacer frente a las situaciones que se encuentran en el mercado laboral y que les llevan a situaciones casi perpetuas de inseguridad, desconocimiento de sus derechos o abuso por parte de algunos tipos de contrataciones. 
Tal vez ahí pueda estar una pista de por dónde se les deberían invitar a hacerse preguntas a los jóvenes: ¿conoces tus derechos laborales?, ¿sabes que tu salario y horario debe ajustarse al convenio correspondiente del sector en el que trabajas?, ¿eres consciente de que tus vacaciones son tuyas y no son un favor que te hacen tus jefes?
Las campañas electorales deben servir para dar a conocer las propuestas de solución a los problemas reales de la gente. Los jóvenes también votan y deben conocer qué se les ofrece ante esta situación que sufren y las dificultades que se encuentran para vivir con dignidad y poder procurarse una vida propia y libre, con garantías y derechos. Incluso habría que preguntarles qué es lo que les ocupa y les preocupa. La juventud no está solo para montarles fiestas en los barrios o botellones disfrazados de música actual en la cubierta multiusos.
Las propuestas de los partidos deben partir de la realidad de los datos, no de las ocurrencias, las fotos permanentes, los saludos puerta a puerta, o los trampantojos museísticos para librar rencillas partidistas. La juventud es el futuro, ni la oculten ni la ignoren, merece todo el respeto.