Pilar Iglesias

Pilar y sus cosas

Pilar Iglesias


Tiempo. Pasado. Y lo normal

22/01/2024

Hace un tiempo el tiempo se ha convertido en noticia. Antes un señor majo se ponía delante de un mapa de España y te contaba que era invierno y hacía frío. No había ni isobaras, ni isotermas, ni isósceles. El tiempo era cosa normal. Pero ya hará una veintena que el espacio que se le dedica a la predicción atmosférica ocupa más que el tiempo dedicado a la cultura (exagero, es por darle dramatismo). Media hora para que luego el viento lo cambie todo al día siguiente. Porque, aunque es una ciencia, la naturaleza es caprichosa. Y esto te lo puedes aplicar también a tu vida. 
¡Por fin ha nevado en Ávila! Ha sido un visto y no visto pero menos es nada. Miro por mi ventana y veo las montañas como deben estar, por imperativo categórico, nevadas. Cuando era más pequeña siempre había nieve en la sierra. Y hace unos años las vi incendiadas. Aún sigo sin dar crédito a esa visión. Subí al puente metálico que hay para poder llegar al hospital vivo y se me inundaban los ojos. Como deberían haber estado esas montañas, inundadas. El fuego no habría arrasado. 
Y es que el cambio climático es un hecho. Déjame que haga memoria y te cuente que mi madre me llevaba al cole en el 124 sin dirección asistida, ni ruedas de invierno, ni cámaras en directo, por cuestas por las que no pasaban ni las palas de los vecinos. Una vez, policías la ayudaron a poder sacar el coche del enredo en el que se metió. Mi hermano y yo de los pocos que íbamos. Luego decían que yo aprendí a leer antes porque me tenían enchufe. Cosas. He sacado a mis perritos por la plaza San Francisco (ya hablaremos de eso Señor Alcalde) con nieve que me llegaba por las rodillas. He ido andando a mi cole (porque no fui al instituto, siempre cole) por la bajada Don Alonso completamente helada, aunque eso sí, sin miedo a romperme algún hueso, es lo malo de hacerse mayor, que afloran más miedos (no, eso no va a menos). Una Nochevieja, con unos tacones de espanto, maravilloso vestido y no recuerdo dónde iba pero sí que caminaba por el lugar más frío de Ávila, la plaza de la Catedral, nevaba a pocos y a pocos y poco más y no podemos volver a casa. Y un 28 de noviembre, hace 10 años, cayó la primera nevada mientras veía al mundo mi Hogar. Su pobre padre tardó 6 horas en llegar, tardó menos desde la playa al centro que del centro a la habitación. Y es que no pocos años antes estuvimos no recuerdo cuántas horas parados en la A6 antes de entrar en el túnel con nuestro dragón en el asiento de atrás, con su manta, tranquilo y nosotros también, porque total, qué vas a hacer, poca cosa, hasta que pudimos seguir. 
Creo que desde la primera Filomena, que realmente como ves lleva desde siempre, aunque llegó tarde, pero sí fue avisada por los satélites, el tiempo adecuado al tiempo se ha convertido en un problema. Y quizá el problema sea que nos hemos acomodado. Y esto también te vale para la vida.