José Pulido

Contar hasta diez

José Pulido


Tiempos recios

14/10/2023

Corren tiempos recios, diría Santa Teresa, para la cordura y la paz. Buscaba yo estos días un tema de actualidad para comentarlo en esta sección y al repasar la lista estuve a punto de sufrir un ataque de ansiedad:  El debate sobre la Amnistía a los delitos derivados del proceso unilateral de independencia de Cataluña, la guerra de Ucrania, el calentamiento global, la sequía, los incendios, las oleadas de personas que llegan en cayucos, pateras y demás embarcaciones a las costas de Canarias y que amenazan con colapsar la capacidad de acogida de las islas, la carestía de la vida cada vez mayor… y por último, pero no lo menor, la bárbara incursión de los milicianos de Hamás en Israel asesinando a hombres, mujeres y niños y la respuesta del estado hebreo que promete ser igualmente sangrienta… Parece que el ser humano se ha vuelto loco. ¿En qué mundo inhumano, a qué época violenta y bárbara nos enfrentamos en este siglo XXI que debía ser el de la civilización y la paz y por el contrario amenaza con superar a la terrible centuria anterior?
Recientemente he leído una cita del escritor Ítalo Calvino en que aseguraba que el infierno de los vivos, está ya aquí. Es el infierno que habitamos todos los días y que formamos estando juntos. Como medida para sobrevivir, el autor de "Las ciudades invisibles" proponía buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio. Así es que le tomo la palabra y abandono mis reflexiones catastrofistas y me propongo buscar las personas, los pensamientos y situaciones que hagan espacio a la vida, a la serenidad y la cordura, en medio de tanta oscuridad, de tanto dolor. 
Dejar a un lado la ira, el miedo o la indignación, que no nos llevan a ninguna parte. Detenerse en todas las cosas buenas, en las cosas sencillas e importantes que tenemos a nuestro alrededor. Pensar que gozamos del bien impagable de la paz, el amor a nuestros seres queridos, la amistad, la convivencia con nuestros vecinos y conciudadanos.  Vivimos en una tierra que afortunadamente todavía no hemos envenenado con locuras y con maldades y es acogedora, llena de buena gente, donde podemos trabajar, relacionarnos sin miedo a la violencia... Si tenemos en cuenta lo que cada día nos cuentan los telediarios, un verdadero privilegio.
Estos días celebramos en la ciudad de Ávila las fiestas patronales de Santa Teresa. Es tiempo de disfrutar de las actividades culturales y festivas que se nos ofrecen, de encontrarse con nuestros familiares, nuestros amigos, degustar nuestra gastronomía, quizá viajar a otra ciudad en una breve escapada… Cosas sencillas, a las que no damos demasiada importancia y que por desgracia, millones de personas han perdido en todo el mundo. Quizá debiéramos pensar más en ello y sentirnos afortunados por tenerlas, pero también caer en la cuenta de lo frágiles que son, lo fácilmente que se pueden perder, y trabajar por ellas. La paz en el mundo, ese objetivo que los hombres llevamos milenios anhelando y destruyendo, debe empezar por uno mismo y extenderla a cuantos nos rodean. Y lo mismo ocurre con la bondad, la solidaridad, el respeto, la ayuda mutua, el trabajo. 
Ante las diferencias y los conflictos debiéramos ser capaces de escuchar y de dialogar con los demás, de ponernos en el lugar del otro. Todo el bien que podamos hacer volverá a nosotros y hará mejor la vida de nuestro entorno. Los pequeños gestos, dicen, son poderosos. No propongo que nos escondamos en nuestro pequeño círculo, que enterremos la cabeza en la arena para no ver el peligro. Por el contrario, atentos a todo lo que ocurre, no malgastemos aquello que tenemos, lo que hayamos hecho bien o podamos hacer en el futuro por la concordia, hermosa palabra que nuestro paisano Adolfo Suárez fue capaz de poner en práctica en una situación histórica tan compleja como fue la Transición, aunque ahora algunos no quieran aceptarlo. Corren tiempos recios, como en la época de nuestra Santa, ¿y cuándo no lo son?. 
Felices fiestas a todos los abulenses.