Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Otros tiempos y otra política

23/01/2024

Legislatura 1983-1987 (hace 40 años). Los resultados de las elecciones en la Capital (21 concejales) fueron: AP-PDP-UL 9 concejales; PSOE 7 y CDS 5. No había mayoría absoluta, ni había un duro (situación similar a la actual). En aquellas listas la gran mayoría no eran políticos al uso de hoy, ni aspiraban a vivir de la política. No existían liberados, ni proliferaba el personal de confianza. Terciado, Benito, Ventero; Herráez, Arjona o Duque Alegre en la coalición de derechas; Canales, Serrano, del Ojo, Sahagún de la Lastra, de la Peña por los socialistas; Burguillo, de Fernando, Peralta, Sonsoles González y Lozano centristas. 
Con una democracia bisoña y recién estrenada cada formación quería imponer su impronta. Posiciones rotundas, nadie cedía en sus postulados. Entre debates, discusiones, disputas, controversias y polémicas las semanas transcurrían sin avanzar, con trabas, dificultades e inconvenientes. Tras año y medio dos alcaldes dimitieron (José L. Pujades e Isidoro Heras). Con el tercero –Mario Galán– llegó cierta armonía y entendimiento. Despellejándose ni se progresaba, ni prosperaban. 
Ignoro quién tuvo la virtud de tejer el pacto a tres bandas. Alguno de los que aún lo reviven (ninguno, ya, de los tres regidores y varios concejales), recuerdan que no fue fácil, pero se consiguió. Remover la ciudad fue punto de encuentro. El propio Aznar (asomaba políticamente) vino hasta Ávila refrendando –despacho de alcaldía– un acuerdo que implicaba el reparto de áreas y contenidos. La coalición ganadora –derechas– nombraría al alcalde y gestionaría Hacienda, personal y alguna otra competencia. El PSOE asumió urbanismo, servicios a la ciudad, cultura, fiestas y deportes. Comercio y turismo los centristas. Cada formación ejercía con autonomía sus competencias, respetadas y asumidas por el resto de formaciones, sin injerencias. 
Durante ese mandato se vaciaron, para limpiar, los embalses y hubo sequía…, pero también Ávila fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (6 de diciembre de 1985). Paradójicamente Ávila es cuna de la concordia. Cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad.