Francisco I. Pérez de Pablo

Doble click

Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila es ciclista, pero no bicicletera

10/10/2023

Tras el paréntesis estival llega una nueva temporada para una columna que transita hacia sus bodas de plata dentro de las páginas de un periódico a punto de cumplir ciento veinticinco años. En Ávila, es bien sabido que la actividad en todos los ámbitos no comienza hasta que ha pasado el día de La Santa. Hasta este día nada importa. Este año a pesar de los dos procesos electorales tampoco se ha invertido esta tendencia abulense de dejar todo para después del día en que la imagen de la Mística procesione por las intrincadas calles de una capital levantada en obras.
El nuevo equipo de gobierno -repite de la legislatura anterior- mantiene su política cortoplacista (sirva como recordatorio que ninguna empresa ha llegado a Ávila en los cuatro años de su primer mandato) y propagandista que supongo les seguirá dando réditos, ante una oposición municipal excesivamente novel, inocente e incluso infantil en sus planteamientos y acciones.  
La única cuestión que ha suscitado controversia en este inicio de legislatura ha sido la aparición de los carriles-bici urbanos una vez destapados. Se ha llegado asombrosamente hasta hacer un pleno extraordinario que desde luego acredita lo desnortada que está la política local ante los verdaderos problemas de los abulenses. Ávila quiere ser una ciudad contemporánea, europea, pero es una ciudad castellana y de trama medieval. Se ha justificado la presencia de los carrieles bici urbanos no tanto en su necesidad, como si en la oportunidad de sus subvenciones. Pobre estrategia para una ciudad coger lo que sea para aparentar que se hacen cosas sin pensar consecuencias, ni resultados. Hay países árabes que subvencionan la construcción de mezquitas. Ahí lo dejo. 
No soy contrario a modernizar la ciudad, ni rebelde a la bicicleta, pero para todo ello se necesita cordura. La guerra al coche es evidente, pero no pueden compararse su problemática en ciudades grandes con pequeñas. Para el cielo azul de Ávila la polución nunca ha sido un problema. Si lo es la circulación vial, pero por una evidente ineficacia de la política de movilidad.  No se pueden hacer carriles bici y seguir manteniendo, por ejemplo, el estacionamiento de vehículos a lo largo de la subida de la ronda vieja donde circular es como estar en un rally. 
El ciclismo en Ávila es como la mística: su santo y seña. El abulense coge la bicicleta para hacer ciclismo -deporte-, subir y bajar puertos o transitar por enmarañados caminos rurales. Esta afición que ha traspasado fronteras (olvidada está la última vez que Ávila fue final de etapa de la vuelta a España) sin embargo no es un activo para su uso urbano. Una evidencia irrefutable es que por lo general los ciclistas que salen a rodar (circulan por la calzada) no suelen coger la bici para su vida cotidiana. 
Los habitantes de Ávila -mayores y pequeños-, por educación, costumbre o tradición no usan la bici en su vida diaria, menos aún los turistas. Climatología, cuestas, adoquines, limitadas posibilidades de carga, robos o estatus social…, lo cierto es que la bici urbana (con y sin planes especiales) no ha sido, no es, ni será un medio de transporte en Ávila. Para enmendar esto, ya que los carriles-bici construidos no se van a desmantelar, solo se me ocurre que, para fomentar su uso, con la subida de impuestos prevista, el Ayuntamiento de Ávila adquiera 25 bicicletas urbanas (a ser posible no eléctricas) para que los concejales se desplacen en sus tareas sentados en sillín y dando pedales.