C'Ls apareció en el escenario local en 2015 con 5183 votos siendo la segunda fuerza más votada en la Capital con cinco concejales, siendo ese el mismo número que perdió un PP hegemónico hasta ese momento en mayorías absolutas. Seis formaciones políticas –la izquierda contó con hasta diez representantes– se sentaron en el salón de Plenos de la Casa Grande del Mercado Chico (en los anteriores comicios de 2011, donde C'Ls no estuvo presente, fuero solo cuatro las formaciones representadas).
En 2019, cuatro años después, retornaron las cuatro formaciones obteniendo C'Ls  2715 votos y dos concejales (habían perdido tres). En dos legislaturas, o lo que es lo mismo en ocho años, C'Ls en Ávila pasó de cosechar un gran éxito –inesperado– a caer estrepitosamente, pero en ambas ocasiones se convirtió en llave indispensable para gobernar en la Capital. Un dato más. Hace un año en las elecciones autonómicas C'Ls descendió hasta los 755 votos que serían insuficientes en mayo para conseguir un concejal. El paulatino descenso de C'Ls anticipa su declive electoral.
En la primera ocasión, aun teniendo más peso, no formó parte del ejecutivo local, sino que lo hizo con apoyos más o menos puntuales y periódicos con algunas sorpresas e incongruencias como cuando tras aprobar con su voto los presupuestos días después apoyaron la reprobación del entonces alcalde. En la segunda ocasión, con la que finaliza esta legislatura, los dos concejales de C'Ls han formado, sin disonancia alguna, parte activa del equipo de gobierno municipal con PorAvila, siendo el portavoz naranja concejal liberado (sueldo y responsabilidad).
C'Ls ha sostenido en esta legislatura los gobiernos del Ayuntamiento de Ávila y de la Diputación Provincial (PP), en ambos casos los partidos más votados. Quedan escasamente quince semanas para que los ciudadanos de a pie depositen sus votos en las urnas de mayo y no parece que la tendencia en urna sea respaldar lo que aún queda del partido anaranjado. Los vaivenes y los acuerdos de gobernanza han dejado al descubierto la debilidad (como la de cualquier partido bisagra) de una formación fagocitada. Es difícil recordar alguna contribución decisiva para los abulenses.
C'Ls es pieza de caza. Sus votos y el espacio que ha venido ocupando está descontado que va a ser repartido entre el resto de formaciones. Sus votantes deberán decidir a quién van a entregar su papeleta, pues ya que no será un voto útil. Las formaciones de derechas en su mayoría serán las destinatarias de un decolorado color naranja y cuyo resultado final contribuirá a la victoria en urnas bien del PP o bien de PorAvila (sucedáneo semejante).
Ello obliga –refundación artificial al margen– a que sus actuales representantes electos en ambas administraciones locales, y antes de los carnavales para evitar confusiones, den a conocer su destino en la política municipal, situado con seguridad fuera de sus siglas y sí dentro de alguna formación que con pleno derecho les asegure una continuidad al margen de ideologías y convicciones. En el caso de la Capital no parece haber dudas que el portavoz de C'Ls cambiará el anaranjado por el amarillo chillón en la lista de la Capital (lo que hará que PorAvila remueva sus puestos ante las altas expectativas de buen resultado y que ya parece está dando algún que otro dolor de cabeza), o bien figurando en alguna lista rural de alguna localidad provincial que sirva de reclamo. En mayo los indiscutibles ciudadanos tendrán la decisión final.