Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Sin

07/01/2024

Sin cajeros, sin líneas fijas de teléfono, sin establecimientos alimentarios, sin residencias, sin adecuadas instalaciones sanitarias próximas para toda la población y especialmente para ancianos, sin jóvenes, pues huyen en busca de mejores condiciones de vida para realizar sus sueños y proyectos, sin avances dignos de comentario, sin bares, sí, hasta estos centros neurálgicos desaparecen y más en las zonas rurales. Había en España 280.000 bares en 2020 ¿Cuántos quedan? En los pueblos funcionan como centro social, punto de información, de encuentro y reunión tras el trabajo, por tanto, no solo desaparece un bar desaparece algo más importante. También está la España vaciada, sin políticos de proximidad atentos a los ciudadanos, esos que de verdad manejan presupuestos y fondos, pues los ayuntamientos, en general, disponen de recursos muy ajustados; bastante hacen alcaldes y concejales por sus pueblos sin cobrar, y, en muchos casos, perdiendo dinero al dedicar tiempo a regir sus municipios... podríamos estar con la preposición SIN hasta llenar cientos de líneas.

Se habla y escribe mucho de la España vaciada, y en nuestro caso de la Castilla y León vaciada, pero hacer, hacer, hacen poco. Y Ávila, pese a su proximidad a grandes urbes, Madrid, Valladolid o Salamanca sufre una fuerza centrífuga que aleja el futuro de ella.

Empezaremos el año reclamando lo próximo, tiempo habrá de escribir y referirnos a la política y al mundo en general. Es urgente que los gestores de la cosa pública se dejen de cuentos y empiecen a trabajar. La Castilla vaciada es producto del desarraigo, jóvenes que huyen de la falta de oportunidades hacia comunidades que ofrecen más posibilidades. Mayores arrancados de su entorno sin ningún miramiento porque no hay servicios suficientes cerca de donde ha transcurrido su vida; y no solo les desarraigan a ellos, sino que provocan un verdadero caos en el entorno familiar, obligados a largos desplazamientos para visitarlos.

Son los efectos de unas políticas que solo atienden al voto inmediato, y políticos de quienes los buenos pensamientos quedan en nada, humo y juegos florales. Escribimos, con motivo de las elecciones, sobre el Sr. Cayo de Delibes, los políticos solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. Habremos de invocar más truenos para ver si así se apiadan, o se aplican, los "gestores del dinero", para quienes de verdad necesitan de los servicios públicos. Llenan su boca hablando de la Sociedad del Bienestar, pero permanecen con las manos en los bolsillos, amigos de los cuentos y enemigos de la acción, de trabajar. Criticarán líneas como estas, evidente, pero me reitero: son personajes de mucho atril y poco zapato.

Por tercera vez escribo sobre esta situación, la España vaciada y olvidada. Creen estos caballeros que ellos nunca llegarán a viejos, parece que no va con ellos, o tal vez lo tienen resuelto. ¿Alguno cumplirá con sus promesas para con sus ciudadanos de las zonas más necesitadas y despobladas que, precisamente, suelen estar habitadas por las personas más desfavorecida y vulnerable?

Insisto, escribo por tercera vez sobre la España más vulnerable y recuerdo a la sobrina y ama de D. Quijote, cuando este pretendía desgarrarse (irse) por tercera vez a su malandante caballería, y pretendiendo aquellas apartarle de su pensamiento concluyeron que era "como predicar en el desierto y majar en hierro frío". Pues en ello estamos, y sí, seguiremos golpeando el hierro. Algunos reirán, y otros nos mirarán displicentes, sobre todo aquellos políticos de pacotilla que usan la política para su propia subsistencia y no para lo que está concebida: el servicio a la ciudadanía.

Tras la desaparición de los pueblos vendrán las pequeñas ciudades, cuyos centros vemos desolados y vacíos. De no poner medios los ciudadanos huirán a las mega urbes, esos lugares cuyas condiciones hacen fatigosa la vida, ¿si no, porqué huye de las ciudades todo el que puede y tiene posibilidades en vacaciones, puentes y fechas similares? Sí, dicen que cargan las pilas, pero se les funden cuando regresan en esas caravanas interminables y estresantes, y es en ese momento cuando juran que huirán del mundanal ruido en cuanto puedan. Ahí es donde vuelvo al inicio de este artículo y les digo: la vida rural es muy dura, pues hay mucho SIN.

Poblaciones inhabitables quieren planificar "las ciudades de los 15 minutos", en las que sus habitantes encontrarán los servicios esenciales caminando, en bici o transporte público desde su casa: Supermercados, escuelas, farmacias. Internet ha difundido el concepto de los 15 minutos, y los detractores no se han hecho esperar.

Esos cerebros, ¿han pensado en las zonas rurales?, pueblos de Soria, de la sierra de Ávila, de la Sierra de la Culebra en Zamora, en las Arribes del Duero en Salamanca y así hasta donde usted quiera ¿Se imagina al ciudadano o ciudadana rural, ya mayor, como es obvio, pedaleando, o andando, o cargados con las cestas de la compra desde no sé donde hasta su casa, y esperemos que no haya cuestas? ¿En coche?, asusta conducir por esas carreteras heladas, en las que de pronto aparece un jabalí.

La vida en las zonas rurales está sobrevalorada, se ve bucólica por la ignorancia de quienes habitan las ciudades y adornan el cuento con lo del teletrabajo y otras cuestiones.

Urgen servicios públicos en zonas rurales para dependencia, sanidad y educación. Servicios que faciliten la vida para evitar las huidas, para que no se desarraigue más al personal y les invite a quedarse, y para atraer a otros. Ya sé lo que me van a contestar, ¡que cuesta dinero! ¡Ah!, ¡no me diga! ¿No saben que no es un coste, sino una inversión?, ¿que es trabajar para el futuro? ¿No son ustedes políticos? Si no sirven, en ambos sentidos, váyanse a sus casas.