Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


Silencio administrativo

01/07/2023

Adentrándonos como lo hacemos en el mes de julio, el más atípico de los últimos años por aquello de que hay quien ha tenido a bien situar en estas bochornosas fechas –lo digo por el calor– las elecciones generales, exprimimos en estos trazos las últimas neuronas que van quedando del curso. Un año lectivo que, en lo personal, arrancó con dificultades, disgustos y algunos quebraderos de cabeza, y que culmina con nuevos objetivos y algún que otro reto en el horizonte. Veremos. Pero eso es harina de otro costal. 
El trabajo nos empuja de aquí para allá y, cada vez que uno se asoma a ese sumidero de casi todo que es Madrid, lo ve más claro. No lo digo en sentido negativo, ni mucho menos, pero sí en el de absorción de proyectos, economía y actividad. De modo que, cada vez que uno pisa Alcorcón, Fuenlabrada, Alcobendas, me es igual, tiene la conciencia más clara de que en muchas cuestiones se ve desde altas instancias a Ávila como una localidad más del extrarradio madrileño, pero se le presta aún menor atención que a aquellas otras zonas. Al menos desde un Ejecutivo central que acumula muchas décadas situándose de perfil con respecto a una ciudad espectacular, y una provincia no menos interesante. Como esos enterados de carné, hay mucho alto cargo que sólo vincula nuestro territorio sólo con Gredos. Ignoran que el año es largo, muy largo.
Hemos perdido muchos trenes. Hace dos décadas se apostó por dejar a la ciudad amurallada a un lado de la conexión de alta velocidad con el noroeste, y vaya si lo hemos pagado. Y, o cambia el cuento, o más lo acabaremos pagando. Nadie habla de cómo languidece la infraestructura, pero lo que más sorprende: nadie pone el grito en el cielo porque llevemos cuatro años ya enlazando con la parada de Príncipe Pío, fuera de los ejes de conexiones que siguen siendo Chamartín –como están destrozando lo bien organizada que estaba esa estación– o Atocha. Silencio administrativo.
Tampoco ha variado, en absoluto, esa obligatoriedad de pago para usar la conexión más certera, por carretera, que es la autopista A-6, para surcar los túneles de Guadarrama y llegar a la capital, en tiempo y forma. En este caso no hay voluntad política alguna de modificar este lastre para la economía abulense. Lo hemos podido comprobar en diferentes etapas, con diferentes siglas gobernando. Esa economía –la abulense– que, hables con quien hables te garantiza que languidece, no se sostiene con castillos en el aire (ni en la tierra), ni siquiera con el turismo. De hecho, podríamos mirar de otra manera al frente, si cambiaran cosas como ésta. Pero, diría más: cuando los cantos de sirena empiezan a sonar, los globos sonda nunca se dirigen a suprimir ese peaje. Al contrario, se amenaza con generalizar el pago por uso en las vías de alta capacidad del Estado. Querías caldo, toma dos tazas. Muy curioso, sí señor. 
Mientras tanto, hay quien sigue anclado en esa reclamación un tanto epopéyica de contar con una sección del Museo del Prado, pinacoteca que, por cierto, sigue creciendo, pero no tiene para nada en cuenta a Ávila. ¡Seamos realistas! Digo más: ¿se vendería adecuadamente ese proyecto ya concluido en portfolios turísticos o culturales? Ojalá pueda comprobarlo algún día, aunque me inundan las dudas. Sobre lo primero, y sobre una constatación: que realmente fuera un revulsivo para nuestra tierra. Cuando la cadena de la bicicleta no deja de salirse suele ser por algo.
Nos la jugamos. Y en estos momentos de prometer hasta meter –perdón por lo soez de la expresión, que nadie se ofenda–, hay quien vende su alma al diablo, pero las carreras de fondo se corren desde una preparación previa, y con un planteamiento de sobreponerse hasta el último aliento, si eso resulta necesario. Aunque si uno habla demasiado, corre menos. Y viceversa. Lo vamos a comprobar en estos días, pero sobre todo en tres semanas. Y la suerte estará echada. Ojalá sus nuevas señorías nos sorprendan para bien, tras demasiados, muchísimos años de encefalograma plano e inquebrantable. Lo vamos mereciendo. Ávila no es cuarta división ni en esto, ni en nada. Ya me entienden.