Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


23/03/2024

En la semana en la que se ha celebrado el 35 aniversario de un piso aledaño al Diario de Ávila, como es la Agencia Ical, que con excelente tino y empeño dirige el horcajeño Luis Miguel Torres, Luismi para los amigos, vamos a tirar de refranes. Pero déjenme antes extenderme un poco más acerca de ese medio de comunicación, que cada día se gana el pan con decenas y decenas de cuidados y medidos textos informativos, que trabaja con agilidad única y que tiene el criterio informativo por bandera. Prueba de ello es que empapela no pocas páginas de la prensa regional. Tal vez esa agencia de noticias no le suene a usted demasiado -no lo sé-, pero ya le digo que es el surtidor de muchas de las letras que, sin ir más lejos, aparecen cada día en las páginas de este diario. Luismi y un equipo, en el que se encuentra por ejemplo otro abulense como José Luis Robledo -de Pajares de Adaja-, además de grandes profesionales como Eduardo Margareto, Rubén Cacho, César Combarros, David Arranz, Leticia Pérez o David Rodríguez, entre otros muchos, a los que además de aprecio uno rinde reconocimiento profesional, y con los que ha compartido algún que otro rato, bolígrafo en mano -ordenador, también-, viendo todo tipo de cosas y escuchando todo género de declaraciones. Suyas son crónicas que han narrado algunos de los más destacados acontecimientos de las tres últimas décadas y media en Castilla y León. Suyas también algunas de las más impactantes imágenes registradas aquí, además de en otras partes del mundo. De hecho, como decía su director el miércoles, la Agencia Ical atesora un patrimonio gráfico del que no muchos pueden presumir. Aunque en este mundo de la comunicación nuestro haya quien presuma hasta por el aire que respira.

No quería dejar pasar la oportunidad de felicitar a esa casa, porque con la que está cayendo es mejor detenerse a aplaudir a la gente seria que a los bufones, por mucha gracia que hagan a algunos. Sin embargo, como decía más arriba, el refranero, sabio material del que extraer enseñanzas, regala frases lapidarias para dar y tomar. No hay mal que mil años dure. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Podríamos completar la columna repartiendo esas perlas comprimidas. Pero no. Si bien, el acervo popular nos abruma con otras sentencias que, gracias al universo digital en el que nos movemos y donde en ocasiones todo parece valer para San Google, que atiza sin conocimiento a proyectos sólidos mientras da manga ancha a algunos que dan vergüenza ajena, porque en realidad le da igual ocho que ochenta, cobran cuerpo de verdad aunque, en realidad no lo son. Una de ellas, por cierto, la que se atribuye a Abraham Lincoln, décimosexto presidente de los Estados Unidos de América, en cuya boca -es un decir- se puso esta lindeza: "puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo, y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo". Ya me entienden.