José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


¡¡Viva la Constitución, viva España, viva el Rey!!

02/11/2023

Así ha sido y para que figure en la historia de la convivencia, en el Diario de Sesiones y como fruto del consenso constituyente. Así es la vedad y nuestra Presidenta del Congreso de los Diputados nos lo proclamó y arengó para enardecer a toda la ciudadanía española; así se oyó con claridad y se coreó y se sumó la esperanza de toda la ciudadanía española constitucional representada por las opciones políticas responsables con la Constitución y la mayoría soberana.
Así es la verdad y la responsabilidad con la Nación española, por el compromiso contraído por nuestra Princesa Dª Leonor, en su mayoría de edad con la continuidad de nuestra Monarquía Parlamentaria, con nuestra Constitución de 1978, con nuestra Nación española soberana como dispone el artículo 61: 1. El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas. 2. El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey.
Para nuestra generación, así es la vida real en el halago de la fortuna que nos ha hecho iniciar la vida con el conocimiento de la «España de los años 50» del pasado siglo al presente: hemos entrado en la mayoría de edad con el nacimiento de nuestra Ley de leyes. Hemos comprobado y aprendido que la Nación española es nuestro lugar en la historia, el hogar que nos corresponde, la capacidad política necesaria para convivir y poner los medios necesarios para engrandecer nuestra presencia entre todas las naciones democráticas y de nuestra cultura occidental, actuar con el sentido de Estado para que la Monarquía Parlamentaria y Jefatura del en nuestro Estado social y Democrático de Derecho. 
El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes (Art. 56 Constitución). Así es la verdad y realidad en el camino de la convivencia iluminado por la Constitución que mantiene vivo el compromiso con la Nación española en su continuidad, junto con las demás naciones soberanas; así es lo que deseamos para tener la seguridad y estabilidad necesarias en una Nación democrática, social y en nuestra cultura universal, que seguimos teniendo tal y como dispusimos, para hacer posible el encuentro entre toda la ciudadanía; entre todas generaciones; para que toda acción política actúe con la responsabilidad política y social de hacer posible la paz en el encuentro y convivencia, dentro de la Constitución.
Así hemos decidido, dispuesto y afirmado la continuidad de nuestro camino en la historia de las naciones y se establece y dispone y afirma que: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. 
El progreso social, democrático y político viene dando vida a la convivencia de todos los españoles, sigue con la continuidad de nuestra Monarquía parlamentaria. Para los nuevos relevos metidos en política, el estudio de la verdad política y social de los españoles debe serlo con una preparación de la función y responsabilidad de la acción política, sin anteojeras partidarias, que ya el sabio diccionario de nuestra lengua española constitucional castellana dispone ser: Actitud mental o prejuicio que solo permite ver un aspecto limitado de la realidad. El estudio de la historia real es necesario y no necesita censuras para el olvido de lo nuestro, ni de nueva lectura de la cultura que es propiedad intelectual y patrimonio de la ciudadanía soberana. 
Los novatos de mi generación, con la entrada en la mayoría de edad y madurez en la vida, en el nuevo cambio social de padres a nosotros, los conocidos como los hijos de la de la transición, podemos disfrutar del acierto de la estabilidad política desde 1978, entregar nuestras experiencias desde la historia real y en el nacimiento del consenso de la lay a la ley, desde de la mayoría de los españoles por la Monarquía y la Jefatura del Estado Social y Democrático de Derecho de D. Juan Carlos I, de don Felipe VI, hoy ya con el cumplimiento constitucional por nuestra Princesa, Doña Leonor. 
La realidad de nuestra sociedad española tiene la fortaleza y mayoría de edad constitucional, en nuestras, democracia con las ventanas y puertas culturales abiertas a las opciones políticas constitucionales y poder contar con «buenas políticas» con el deseable sentido de Estado de la Nación Española para organizar la convivencia constitucional en nuestra gran Nación y continuidad de nuestra Monarquía Constitucional.