José Alberto Novoa Nieto

Ágora

José Alberto Novoa Nieto


De lógicas y avarinflación

11/06/2023

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es una organización internacional cuya misión es diseñar políticas para una vida mejor. Desde su nacimiento, se sitúa en el centro de la cooperación internacional. Sus países miembros trabajan para responder a los desafíos de nuestro tiempo en materia de políticas públicas. Se trata de uno de los foros mundiales más influyentes, en el que se analizan y se establecen orientaciones sobre temas de relevancia internacional como economía, educación y medio ambiente.En su último informe, señala directamente a las empresas y sus márgenes de beneficio como culpables de la subida de la inflación, tanto en Europa como en España, y con ello incorpora a la nomenclatura económica un nuevo concepto: la avarinflación. Procedente del inglés, greed-flation, que podría traducirse como inflación de la codicia.Esto significa que, en España, de la subida de precios del 8% en el año 2022, más del 6% es responsabilidad de las empresas. Es decir, sin negar las consecuencias de la pandemia, la guerra de Ucrania o la crisis energética, lo cierto es que el incremento de los precios y, por tanto, la pérdida de poder adquisitivo de los españoles, se debe a la codicia de las empresas que, aprovechando la coyuntura, han optado por ampliar sus márgenes de beneficio.En enero de éste año, la Ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, calificó al presidente de Mercadona, Juan Roig, de "capitalista despiadado". Del mismo modo, en febrero, en un acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, decía, con toda la razón, refiriéndose a Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander, que "si se gana 9.000 millones de euros en un año, no eres un empresario, eres un usurero".El jefe de los empresarios, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, salió inmediatamente pidiendo respeto a los empresarios y considerando que dichas declaraciones formaban parte de una "estrategia de desprestigio y descalificación", a la vez que solicitaba reformas, que solucionen los problemas, en lugar de consignas. Ahora resulta que un organismo internacional, nada sospechoso de ser comunista, está demostrando, con datos, que las estrategias empresariales para amasar dinero, son las causantes del empobrecimiento de los trabajadores. Es decir, no pagamos la cesta de la compra o la energía más caras solo por el hecho de que haya crisis, sino que estamos pagando la usura de unos pocos que perjudica a una la mayoría social, que ve cada vez más complicado llegar a fin de mes.Desde su perspectiva, es lógico que la OCDE como organismo internacional cuyo objetivo es impulsar políticas públicas que promuevan la prosperidad, la igualdad de oportunidades y el bienestar para todas las personas, alce la voz de alarma sobre esa avarinflación.Es igualmente lógico que, desde su perspectiva progresista, cuando se conoce el origen de un problema que está afectando a la calidad de vida de la gente de un país miembro de la OCDE, su gobierno, a través de la vicepresidenta primera y Ministra de Economía, Nadia Calviño, y la vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, planteen la necesidad de un observatorio que vincule la subida de salarios al enriquecimiento de las empresas. Es decir que, si los beneficios aumentan mucho, los salarios deben crecer en la misma proporción. El capitalismo, con su lógica de libre mercado, reacciona de manera adversa al señalamiento y a las medidas de corrección, que consideran intervencionistas, porque ven peligrar sus crecientes e infinitos beneficios, aunque puedan estar causando una creciente desigualdad social y un aumento de la pobreza en términos de capacidad económica de las familias y de poder adquisitivo de los trabajadores.Conocida la coherencia de todas estas lógicas, se esté de acuerdo o no con ellas, no se sabe cuál ha sido la coherencia de la lógica electoral del pasado 28 de mayo, que en lugar de responder a favor de la gestión que ha frenado las consecuencias de las crisis, y que pretende frenar la codicia empresarial, ha respondido castigando a quienes pretenden la igualdad, reforzando con el voto a quienes políticamente están del lado de los codiciosos.