«La esclerosis no es el final. Tengo mucha vida por delante»

M.M.G.
-

Luis Nanclares padece esclerosis múltiple desde hace diez años

«La esclerosis no es el final. Tengo mucha vida por delante»

Fueron unos problemas en la vista los que hicieron a Luis Nanclares preocuparse y acudir a la consulta del oftalmólogo. «Empecé a ver y a tener duplicidad en las imágenes», comienza su relato Luis, una de las 306 personas diagnosticadas de esclerosis múltiple (EM) en Ávila y su provincia (según los datos que maneja la Unidad de Neurología del Complejo Asistencial). 

Esas molestias en la visión derivaron en la pérdida del equilibrio. Sumaba ya pues, Luis, dos de los síntomas que avisan de la presencia de esta enfermedad desmielinizante que, en su caso, se mostró por primera vez a los 43 años.

Hasta ese momento, Luis llevaba una vida muy normal. Probablemente nunca pensó que tendría que dejar su trabajo como director de banco a causa de una patología con la que lleva conviviendo ya diez años, y que en su caso fue diagnosticada relativamente rápido, gracias al trabajo conjunto del equipo de Neurología y de su médico de cabecera. Para todos ellos, Luis tiene sólo buenas palabras. «En Ávila tenemos la fabulosa suerte de contar con una autoridad en el mundo de la EM, que es la doctora Ana Belén Caminero. Es un genio y dirige un equipo fenomenal. Estamos en la vanguardia de tratamientos inmunosupresores, de medicamentos de última generación.Estamos muy contentos con ella y con el equipo», no se cansa de alabar ni a la doctora Caminero ni al doctor Félix Reviejo, ese  médico de familia al que le saltaron las alarmas y que no cejó hasta que Luis tuvo su diagnóstico.

Un diagnóstico que a Luis, como parece lógico, cogió por sorpresa. «Lo primero que hice fue, sobre todo, informarme acerca de la enfermedad», recuerda, y habla de cómo en un primer momento este economista pudo seguir un tiempo con su trabajo.

Pero, poco después, y sabiendo ya la deriva que podía tomar la enfermedad, Luis aparcó su vida laboral. «Porque las previsiones de una enfermedad desmielinizante  como ésta no suelen ser muy buenas, como después se ha comprobado», reconoce nuestro protagonista de hoy, que nos cuenta cómo su problema de visión no ha mejorado; que tiene que caminar ayudado por una muleta, por la «pérdida importante de fuerza y de equilibrio; que tuvo que dejar de conducir, «y yo iba en moto», recuerda emocionado una afición que echa muchísimo de menos y que además, le aportaba una libertad que ahora también extraña; y que también dejó de lado el ciclismo, otra de sus pasiones.

«Cambió mi vida», no tiene reparo en reconocer Luis, que pese a todo se muestra optimista y lanza un mensaje: «la EM no es el final ni mucho menos», quiere dejar claro. «Tengo mucha vida por delante, muchos proyectos por hacer. Y si hay algo que me ha permitido la EMes a tirar un montón de prejuicios que tenía. Ahora me siento mucho más libre», defiende Luis su vida con contundencia.

Una vida en la que juega un bonito papel Adema (la Asociación de Esclerosis Múltiple de Ávila). «No es una asociación que se quede quieta», comienza ahora a hablar de una entidad que, además de colaborar con otras asociaciones, ofrece a sus usuarios el tan necesario servicio de fisioterapia. «Es que el ejercicio físico es muy importante, hay que mantener los músculos tonificados», explica Luis, que acude dos veces a la semana a sus terapias. «Aunque si pudieran ser más, estaría mejor», se refiere con esto a la necesidad de apoyo económico que necesita Adema para poder llevar a cabo todos sus servicios.

Por eso, Luis no duda en animar a todos los abulenses a sumarse a la lista de socios de Adema. Y a aquellos que piensen que pueden padecer EM o que acaban de ser diagnosticados, les diría «que nadie sabe lo que nos espera en la siguiente esquina» y que, si bien «es una desgracia tener una enfermedad así, hay vida tras el diagnóstico. Y en la asociación conoces gente súper interesante que te va a ayudar», continúa hablando Luis, que si quiere reivindicar algo en este día es que se entierre de una vez la palabra 'minusválido'. «Es que yo no me considero un minusválido para nada.Tengo validez para muchas cosas», subraya Luis.«Esa palabra no nos representa. Cuanta más gente conozco conEM u otras enfermedadesmás lo veo así», se despide de nosotros.