Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Un monumento al 27 en Las Navas: faltan tres años

13/02/2024

Una red social me recordaba hace unos días que habían transcurrido cuatro años desde que publiqué, en estas mismas páginas, una reivindicación para Las Navas del Marqués, como era la construcción de un monumento dedicado a Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. A la petición se ha sumado hace unos días mi amigo y colega, veterano también de este diario, Félix Rosado, aportando el testimonio del propio Dámaso Alonso, a quien entrevistó en su casa de Madrid y recordaba con afecto su estancia en la villa. 
Las Navas del Marqués se convirtieron, sin apenas darse cuenta, en un punto fundamental para entender la poesía del siglo XX, que culminaría con la concesión del Premio Nobel a Aleixandre, quien se había acercado a la Literatura gracias a su encuentro navero con Dámaso Alonso en 1917. 
Estos días atrás ha sido noticia la salida a subasta pública del inmueble conocido como Velintonia, vivienda construida por Aleixandre en 1927 y donde moriría el Nobel en 1984. Deshabitada desde 1986 y en pleno barrio de Chamberí, se ha convertido en trifulca constante entre instituciones, para albergar la Casa de la Poesía. Ahora, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad piden al Ministerio de Cultura que la compre con esa finalidad, ya que fue donde Aleixandre produjo la gran mayoría de su obra y donde recibió a Lorca, Miguel Hernández o a Luis Cernuda. 
Pues bien, en Las Navas pedimos menos, una calle, una avenida, un monumento en el parque o en alguna rotonda, tal y como en Cebreros mantienen vivo el recuerdo a Cela, quien también residiría en la localidad, invitando a su amigo José García Nieto. 
Bien es cierto que el colegio público de la localidad lleva el nombre del nobel, pero falta algo. Desde aquí doy un paso más y propongo un concurso de ideas para el monumento en cuestión: una vez seleccionado el ganador, se sufraga la escultura, el mural o el recordatorio y así, antes de 2027, fecha del centenario de aquella generación, Dámaso y Vicente podrían tener su estatua, leyendo ambos a Rubén Darío cobijados por la sombra de aquel olmo viejo de la Plaza del Cristo. 
Un pueblo sin imágenes ni esculturas, como bien podrían tener Pedro Dávila (está en el nombre de la Villa), Ángela Perez de Barradas, García Nieto, Aniceto Marinas; o incluso los resineros, los ganaderos y un largo etcétera...  corre el peligro de olvidar sus iconos. Por qué no organizar el Premio de Escultura de Las Navas del Marqués e inaugurarlo con el Centenario de la Generación del 27... Ahí queda la propuesta. Tenemos tres años para erigirlo. Siento ser pesado, pero es de justicia, como también lo sería que antes de cumplirse cien años desde que salió de Las Navas por la puerta de atrás, el Convento de San Pablo recupere la lauda de los marqueses.