Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Elogio del hornazo de Pascua

09/04/2024

Aún digiriendo el hornazo salmantino del Lunes de Aguas, fiesta que, de unos años a esta parte, se ha introducido en la provincia de Ávila a través de la comarca de La Moraña, o se constituyó como una tradición en el Valle del Tormes, hoy este Valtravieso se dirige a uno de los productos gastronómicos por excelencia de la tierra. Ya lo dice el refrán y es que no hay Pascua sin hornazo y no hay nada más bucólico y campestre que comerse un hornazo en un merendero, en Sonsoles, en el Soto, junto a un río, en una alameda, o en un valle en plena primavera.

Una vieja leyenda dice que fue un pastor quien se dejó olvidado al sol un trozo de chorizo y, cuando regresó a seguir comiendo, se había fundido en la masa de pan. A partir de aquel momento, comenzó a llenarse la hogaza de chorizo, lomo y huevo duro; incluso panceta o jamón. Los hay más artesanales o industrializados, con las tajadas enteras o en trozos pequeños; unos los abren por la mitad y eligen lo que más les apetece y otros lo dejan en manos del azar y el pedazo que te toca es el que te comes.

El hornazo es único, no es una empanada. En Ávila, va indisolublemente unido a la Romería del Resucitado y al Pradillo y colma tantos días de ayuno y abstinencia para volcarse con los embutidos en medio del pan. En Salamanca, todos se desplazaban al otro lado del Tormes para recibir a las prostitutas en una jornada de convivencia, tras haber permanecido toda la cuaresma fuera de la ciudad.

Más rústico, pero siempre jugoso y más centrado en el pan como elemento básico es el zamorano, y en concreto el alistano, preparado para las romerías pascuales, inmersas en medio de la primavera.

Hay otros lugares en España en los que el hornazo se come antes de la cuaresma, previendo las semanas de ayuno, coincidiendo con el Jueves Lardero, previo al Carnaval. Así lo hacen en La Mancha, con un bollo salado que contiene un huevo cocido, pimiento, chorizo, panceta e incluso una sardina, como antesala del pescado que acompañará la dieta cuaresmal.

Otros optan por hacerlo dulce y a la masa de pan con un huevo en el centro se le añade azúcar, como sucede en Puertollano y en un gran número de localidades andaluzas.

Sea como fuere, el hornazo como santo y seña del centro de España, se acompaña de la limonada del final de la Semana Santa o directamente de un vino, de una cerveza fría y, sobre todo, de una jornada de campo.

Antes de concluir este homenaje gastronómico, contaré que, en medio de un viaje, se me ocurrió llevar un hornazo como recurso fácil a la hora de matar el hambre y, dentro de la Mezquita Azul de Estambul, algún que otro gato se acercaba a olisquear mi mochila.

Al ser consciente del choque cultural que podía provocar, no tardé mucho en dar buena cuenta de mi hornazo abulense y compartirlo. Hornazos por el mundo, éxito seguro. De hecho, un buen amigo y diplomático abulense lo habrá echado de menos allá por la tierra de las auroras boreales. Espero que no tarde en catarlo y, si al buen lector le he activado los instintos, sabe que en nuestra ciudad tiene excelentes tahonas donde elegir. Así que, … Feliz Pascua y buen provecho.