José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


Sin censores

30/06/2022

Si repasamos nuestra historia real, por encima de intereses partidistas y mercantiles, el derecho de tener una sociedad sin que sea dirigida bajo el dictado del programa ideológico máximo, nos entrega el fruto de nuestra convivencia milenaria, sin que nadie nos imponga   ningún invento del pasado; no podemos perder la riqueza de nuestra historia. 
Cuando las naciones civilizadas tienen reconocida su presencia en la historia, no se puede caer en la tentación de intentar reescribir lo que nos pasó, ocultar los hechos que han conocido las familias, los pueblos y las regiones; no hacen falta censores políticos.
Las intrahistorias sencillas nos han enseñado cómo superar las crisis por encima de las campañas doctrinarias de turno. La historia de las familias, de nuestra gran nación y de nuestras regiones, no se merecen ningún tipo de censura, ni de lo bueno, ni de lo malo ni de lo peor, para evitar visiones sociales bajo las gafas del censor oficial del turno político en mando, cuando no hemos tenidos grandes equipos políticos. 
La historia real se aprende en la vida en familia, en las crónicas de casa, pueblo, ciudad, comunidad, en Nación,  que se pueden releer en libertad. No se debe ocultar ni borrar el pasado, porque se nos puede privar del libro de instrucciones para no repetir errores en la convivencia, la lección del programa de acción social política para no  volver a enfrentamientos, enrocados en molleras sin seso ni memoria histórica real de nuestras experiencias ciudadanas. La vida ya es complicada entre españoles, europeos por el mundo mundial real. Las generaciones que nos acompañan desde el pasado, y hoy vivas en nuestro presente, y mañana para dar mayor seguridad a las familias, se merecen una buena formación profesional, histórica y política,  madurez persona y social, para conseguir una sociedad, de todos para todos, con soluciones  a las crisis que no paran en un mundo real; y comprender la verdad real de la que nos está cayendo (sabio diccionario de nuestra lengua española),  y la cuenta de la compra es prueba real.
La acción política real es la búsqueda de soluciones para las dificultades, conseguir la seguridad para las familias, se piense como piense y se vote o no. La política real se justifica si consigue que la sociedad civil encuentre las soluciones a todos los problemas, en suma de fuerzas políticas cuando hay que mojarse y el conflicto ya tiene la información real cada día, sin necesidad de ningún cambio que modifique la estadística real (estudio de los datos cuantitativos de la población…) con los índices reales de la inflación (elevación del nivel general de precios): en la historia real de cada día, en palaras del diccionario real en nuestra lengua de comunicación mundial, y en el momento soberano del estudio y reparto de los ingresos y gastos, el presupuesto familiar. 
Cuando los índices de la inflación son lo que son: a) se ponen cabezones y es lo que les sale y no quieren cambiar;  b) vivimos en una sociedad democrática entre sociedades democráticas, y las crisis deben ser solucionadas por la acción política sumada, partidos y demás organizaciones laborales, empresariales, porque hay lío para todos. Sin colaboración social es complicado poner en marcha los medios anticrisis, en un mundo en guerra, intereses comerciales y dificultades de la vida real sin fronteras; c) no son necesarias las obras de ingeniería social de manual de pensamientos elevados, filosóficos, sociales, sino la puesta en marcha de soluciones sociales y económicas, y que funcionen, antes de que el cinturón se vea sin espacio para más agujeros; d) sumen su opinión, que es necesaria en una sociedad como la nuestra, sin censuras. La opinión es libertad, sin censuras. 
Queda muy bien el discurso político de todas las opciones cuando las cosas se complican; los hechos y la historia de cada día se escribe sin necesidad de carajales políticos, el papel soporta todo. Cuando los problemas no admiten ocurrencias al paso, ya no hay tiempos muertos en el partido por disputar cada día, de la economía, inflación, empleo, sueldos precios,… Los equipos mejores y más preparados en cada actividad social deben ganar la fina, por una sociedad sin crisis económicas, ni morales ni técnicas; no pintan nada las fronteras políticas, ni cuotas electorales a la hora de colaborar  cuando los problemas están a la vista de toda una comunidad, en que la realidad es la que es, y  en tiempos de colisiones de libertades, derecho a la vida de las naciones frente a guerras impuestas y sus frutos de crisis económicas, sociales, vitales de personas y comunidades que necesitan soluciones reales. 
Las familias y la comunidad soberana se amparan en la ley de leyes (Constitución)  que no hace diferencias. Los efectos de los derechos, obligaciones y deberes se definen, defienden y están presentes en la realidad soberana, que no vive en la luna, se mueve en el transporte, la bolsa de cada  día, conseguir el  real derecho de llegar a fin de mes, para vivir el tiempo que la vida señale en una vida solidaria.  En tiempos de crisis llega el momento de recuperar el sentido histórico de los hechos, estudiar el pasado para poner en marcha soluciones reales. La historia política, las crónicas de la vida real familiar y social, son el sustento de las demás historias, sin censores políticos trasnochados.