Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


El reguetón y los políticos tuiteros

09/01/2021

Hay una canción que este año entrante cumple tres décadas. Nada menos. Un tema que va que ni pintado a este mundo loco en el que nos ha tocado vivir. Cada jornada que pasa supera a la anterior en este 2021. Como decía, allá por 1991, cuatro años después de lanzar su Appettite for destruction, los californianos Guns N’ Roses publican uno de los mejores discos dobles de la Historia del Rock, Use your illusion
Mucho ha cambiado el cuento, porque ahora echas un vistazo a las listas musicales de éxito y las guitarras brillan por su ausencia. En España, por aquello de que somos más cañís que nadie, no hay nada más allá del maldito reguetón. Llamadme carca -que lo soy, y de número- pero, en aquel trabajo discográfico había mensajes como éste: No necesito tu guerra civil. Alimenta al rico, mientras entierra al pobre... Igualito que los del tumpa tumpa...
Me vino a la memoria ese fragmento de la canción Civil War de la banda de las pistolas y las rosas por el estrambótico suceso que tuvo lugar, en el día de Reyes, en Washington. Unos hechos que un servidor, que tiene escaso predicamento, comenta ahora aquí -pues bien-, pero que algunos de nuestros ¿dirigentes? políticos aprovechan para echar leña al fuego. Que aprovechan la más mínima oportunidad para impregnar de bilis, juicios capciosos y un lamentable supremacismo -al estilo del demente pelirrojo-, lo que nos debería llevar a pensar. Siempre va a haber quien escuche y aplauda, al más puro estilo telebasura, donde todo vale. Pero la política debería aspirar a algo más. Porque, de hecho, es otra cosa: Mira el odio que engendramos, mira el miedo que alimentamos, mira las vidas que guiamos, de la forma en que siempre lo hicimos.
No comulgo, ni lo haré nunca, con cierto tipo de política en que las ideas están por encima de las personas. A mi entender esto es un clamoroso error. Y hay quien vive la política como una teleserie, como un hilo de tuits o como un show de cotilleos. Y así nos va… Tampoco aplaudo un tipo de periodismo que pone el foco en lo que cobran los políticos, por ejemplo, cuando hay algunos que, en la empresa privada -los hay que han salido de ella, aunque no lo crean-, cobrarían más que atendiendo a las necesidades de los ciudadanos. Simplificar es, cada vez más, tendencia. Hay personajes a los que se pone foco y se les da voz cuando lo único que pueden aportar es emponzoñar, dañar, tergiversar y cebar para seguir viviendo del cuento porque, estos sí, no tendrían donde caerse muertos. Son los tiempos que nos ha tocado vivir. No es una cuestión de titulitis ni de élites, pero para ocupar cargos de relevancia hasta hace no tanto se requería contar con al menos un mínimo de bagaje cultural o prestigio académico. Es lo mínimo que se espera de un país serio: gente capacitada. En las últimas hornadas de políticos tenemos a próceres que no saben ni hacer la o con un canuto, y se les aplaude. ¡Que viva el reguetón! Y además, se vanaglorian de sus estúpidas ocurrencias y de recurrir a la comparación cutre y el lenguaje más chusco. Y se les aplaude...
Mira los zapatos que estás llenando, mira la sangre que estamos derramando, mira el mundo que estamos matando [...] Mira a los líderes que hemos elegido, mira las mentiras que nos hemos tragado… Yo ya no quiero escuchar más. Ya me entienden.