José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


San José

19/03/2021

Estimado lector, nuestra Santa Teresa nos dice, en el prólogo de Las Fundaciones: En todo me sujeto a lo que tiene la madre santa Iglesia Romana, y con determinación que antes que venga a vuestras manos, hermanas e hijas mías, lo verán letrados y personas espirituales. Comienzo en nombre del Señor, tomando por ayuda a su gloriosa Madre, cuyo hábito tengo, aunque indigna de él, y a mi glorioso padre y señor San José, en cuya casa estoy, que así es la vocación de este monasterio de Descalzas, por cuyas oraciones he sido ayudada continuo.
En las Moradas: Y así, comienzo a cumplirla hoy, día de la Santísima Trinidad, año de 1577 en este monasterio de San José del Carmen en Toledo adonde al presente estoy, sujetándome en todo lo que dijere al parecer de quien me lo manda escribir, que son personas de grandes letras. Si alguna cosa dijere que no vaya conforme a lo que tiene la santa Iglesia Católica Romana, será por ignorancia y no por malicia. Esto se puede tener por cierto, y que siempre estoy y estaré sujeta por la bondad de Dios, y lo he estado a ella. Sea por siempre bendito, amén, y glorificado.
En las Relaciones: capítulo 30. Entendí que tenía mucha obligación de servir a nuestra Señora y a san José; porque muchas veces yendo perdida del todo, por sus ruegos me tornaba Dios a dar salud. 
Capítulo 38. Estando un día en el convento de Beas, me dijo nuestro Señor, que pues era su esposa, que le pidiese, que me prometía que todo me lo concedería cuanto yo le pidiese. Y por señas me dio un anillo hermoso, con una piedra a modo de amatista, mas con un resplandor muy diferente de acá, y me lo puso en el dedo. Esto escribo por mi confusión viendo la bondad de Dios y mi ruin vida, que merecía estar en los infiernos. Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas de San José, que puede mucho. Esta bobería escribo.
En el LIBRO DE LA VIDA: Capítulo 6.6.  Trata de lo mucho que debió al Señor en darle conformidad con tan grandes trabajos, y cómo tomó por medianero y abogado al glorioso San José, y lo mucho que le aprovechó. Y tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él.
Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra -que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. 
Papa Francisco, en este año de San José: Salve, custodio del Redentor/ y esposo de la Virgen María./A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía,  y defiéndenos de todo mal. Amén.
Por su papel en la historia de la salvación, san José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias en todo el mundo; que muchos institutos religiosos, hermandades y grupos eclesiales se inspiran en su espiritualidad y llevan su nombre; y que desde hace siglos se celebran en su honor diversas representaciones sagradas. Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción, entre ellos Teresa de Ávila, quien lo tomó como abogado e intercesor, encomendándose mucho a él y recibiendo todas las gracias que le pedía. Alentada por su experiencia, la santa persuadía a otros para que le fueran devotos.
José acogió a María sin poner condiciones previas. Confió en las palabras del ángel. «La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la información, se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacer lo mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio»
Y para los de nuestra generación: Ad Sanctum Joseph Sponsum Beát? Marí? Vírginis. Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum univérsæ domus eius: ora pro nobis.

Feliz día de San José.