Darío Juárez Calvo

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Darío Juárez Calvo


Aquellas primaveras de toros, fútbol y gloria

20/06/2021

Las primaveras no volverán a ser iguales sin Sergio Ramos en el callejón de Las Ventas viendo explosionar la izquierda de Talavante antes de una final. Qué despojo de emociones tan abstracto; cuánto duele la nostalgia. El fervor de la reventa en la explanada de la calle Alcalá las últimas tardes isidriles de Alejandro era el espejo de aquellas primeras llegadas del bus blanco al paso entre bengalas por Marceliano Santamaría con Concha Espina, mientras en el vestuario visitante ya se iba vistiendo de corto el Bayern, el City, la Juve o el Atleti.

Años pasados de gloria futbolística y torera teniendo como epicentros mundiales los dos corazones de Madrid en mayo: el Santiago Bernabéu y la Monumental de Las Ventas. Entre ambos bailaba su sed de títulos y afición por los toros el central camero, haciendo hegemónica su capitanía como rey de reyes por ser el primero en levantar dos copas de Europa seguidas en el formato Champions. Pues no se quedó a gusto y todavía levantó una tercera en Kiev.

Hacia allí marchó fletado Alejandro Talavante nada más salir por la Puerta Grande de la Monumental de la calle Alcalá. De la furgoneta a la terminal; de Madrid a Ucrania; de la gloria a la gloria. Tras el pitido final, la ceremonia de confirmación como figura del torero del fútbol: Talavante le cedía su capote a Ramos sobre el césped del Olímpico de Kiev. El sevillano, con suma reciprocidad, correspondió con un beso fraternal en la mejilla derecha del matador extremeño, y un abrazo que encumbraba a dos artistas contemporáneos, tras el triunfo que traía Alejandro bajo el brazo después de descerrajar por quinta vez la Puerta Grande de Las Ventas, apenas 24 horas antes.

El rostro en tonos Belmonte de Alejando al paso por el umbral que da a Alcalá dejaba entrever que el tiempo es sabio, pretencioso en algunos casos pero, sobre todo, sabio. Eso sí, pasa para todos. Y aquel día, Talavante lo sabía. Porque abrir esa Puerta no es fácil. Como no lo fue para Sergio el pasado jueves cerrar la del Real Madrid después de dieciséis años llenos de historia. Las primaveras siempre serán primaveras, pero nada parecidas a lo que fueron cuando Ramos se partía la camisa, año tras año, viendo torear a Talavante antes de una final.

Este año, Madrid cerró su primavera poscovid con un festival el 2 de mayo -más allá del San Isidro de Matilla en Vistalegre- que dejó más hambriento al aficionado por volver a su plaza. Sin embargo, parece que el inicio del verano ha entrado con más disposición que todo un año y medio de desidia empresarial, y por fin la plaza de Madrid volverá a abrir sus puertas el próximo 26 de junio con una corrida de Victorino Martín para Escribano, Sergio Serrano y Fortes; a la que se sumará la denominada Corrida de la Cultura el 4 de julio, con un mano a mano entre Antonio Ferrera y Emilio de Justo frente a astados de Victoriano del Río.