José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


Nuestra era

13/11/2020

El inicio de nuestra etapa del consenso constituyente parte del acuerdo sobre la neutralidad ideológica, para superar todo tipo de enfrentamiento con la visión  práctica de la construcción de la paz social, dentro del constitucionalismo que  impera en nuestro espacio natural de la cultura occidental y ser reconocida la real presencia de la nación española en la comunidad de naciones de la Unión Europea.
Nuestra convivencia es el fruto de la experiencia acumulada a lo largo de la evolución social, cultural y económica, de nuestra opción española por la convivencia y la importancia de la garantía real de los derechos y libertades, defendida en lo público y en lo privado; también la necesidad de que todos los poderes públicos actúen con la presencia del equilibrio democrático en su forma de actuar, el compromiso político para conseguir que la aportación real de las Comunidades Autónomas sea un compromiso político mutuo, real y respetuoso  en su presencia como partes inseparables de la Nación española, colaborando en el funcionamiento democrático de los poderes públicos, al amparo del compromiso constituyente por el funcionamiento democrático de todos los poderes públicos. 
Los ideales ideológicos autoritarios y doctrinarios ya fueron descartados y condenados en la gran Historia de las naciones democráticas de las naciones europeas. Las declaraciones de condena por parte del Parlamento Europeo y por todas las naciones en él representadas: de todas las maniobras dirigidas al logro del poder para imponer visiones autoritarias de la doctrina única, en maniobras sobre la ley para desfigurarla, ya no tienen justificación después de tanto dolor, muerte y ruina  que nos ha dejado escrita la real historia europea. Nosotros, votantes o no, hemos optado por ser soberanos en nuestra casa, nación y comunidad, con la conciencia de la importancia de una vida en paz y en libertad, capaz de hacer posible que tengamos los medios necesarios para vivir el día tras día en la seguridad del fin de mes cumplido, en familia por hacer, en casa que edificar y habitar. 
Por encima de toda opinión y opción ideológica está la luz del sentido común de la importancia de la suma de visiones, opiniones y planteamientos para acumular riqueza solidaria ciudadana, y rechazar la vuelta a la historia impuesta que nos lleve a la exclusión de los débiles, a la imposición de los idearios visionarios de la sociedad del cuento de papel, y del mando único del pensamiento que educar. En nuestra opción constituyente hemos heredado el compromiso por actualizar nuestro pacto por la convivencia, como la vida misma y la realidad social que nos pertenece soberanamente. Nuestra herencia política y riqueza que transmitir, se manifiesta en nuestra soberana voluntad por garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. 
Desde luego es muy importante repasar el plan de trabajo de nuestros constituyentes. Quizás debamos difundir el texto, las palabras que ponen en el papel el contenido de nuestra constitución, para que no se olviden: hemos decidido tener un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. Si las reglas del juego no se repasan puede aparecer toda manera de engaño autoritario y dar entrada a la vuelta de la historia negra de todo tipo de personajes que puedan jorobar, jeringar, y revolver y embestir para destruir las estructuras políticas y económicas del presente, con el riesgo social de la vuelta del pasado, en la era del inicio de la nación española, para reiniciar la vuelta a la era cronológica greco cristiana occidental, en la era española de nuestro idioma común universal dentro y fuera de la casa nacional española; y volver a empezar y rehacer la convivencia en la paz de la justicia social por alcanzar cada día.
En los momentos doctrinarios en las etapas constitucionales pasadas, sin la base de la Jefatura del Estado institucional y fuera de las luchas godas por el poder, ya hemos conocido las eras de la construcción y reconquista de la nación española. Está escrito que hemos sido capaces de permitir los enfrentamientos civiles por la falta del compromiso por la paz, por la justicia social: cuando no hemos defendido el compromiso político, social y jurídico por la convivencia. Hemos maldecido, por siempre lo será, la presencia de toda imposición doctrinaria del pensamiento único bajo control de cualquier tiranía contra la ley del pueblo español; es la era que  nos toca: Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Leamos de vez en cuando la Constitución, para mejorar y consolidar nuestra sociedad democrática avanzada. Según el diccionario, la era española tuvo principio 38 años antes de la era cristiana; “jopé”.