Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


La fuente de mi plaza, de nuevo sin agua

05/05/2021

Espero que me disculpen, no es la primera vez, ni creo que sea la última, que utilizo esta expresión tan posesiva, “mi plaza”, claro que me refiero a la histórica Plaza de la Villa de mi ciudad, la plaza castellana más bonita, y eso que las hay muy bellas… yo sigo hablando así, de “mi plaza”, aunque ya no estamos tan solos los escasos vecinos que éramos durante estos últimos años, porque ese bloque de viviendas del lado norte de la plaza, se está habitando, ya están casi todos los pisos vendidos y muchos ya están ocupados, por lo que se aprecia sensiblemente una actividad y un trasiego de personas que han devuelto la vida a este lugar.
No hace tanto he recuperado un texto sobre ella, que realicé para los técnicos cuando se rehabilitaron la Casa de los Sexmos para acoger el Museo de Historia de la Ciudad, y las ruinas de la casa de Luquero víctima de aquel desgraciado y voraz incendio del 2001 que se llevó todo su legado cultural. Este texto estaba acompañado de varios escritos poéticos y descriptivos de grandes escritores que nos muestran algunos valores y bellas visiones de esta plaza histórica y monumental, unas visiones de gentes como Luquero y Jiménez Lozano, entre otros muchos. Un texto que también contiene la historia de esta fuente tan característica de fuente pública, en ejercicio hasta no hace tantos años, y otros tantos después quedó seca y muda.
En otra columna comentábamos la tristeza de las fuentes sin agua, y hace pocas fechas le llegó el turno a esta de los “Cuatro Caños” que ha sido rehabilitada y dotada de agua nuevamente. Daba gloria verla en funcionamiento y escuchar su murmullo relajante y tranquilo. Pero, “todo el gozo en un pozo”, porque apenas dos o tres días después, el vandalismo, que no cesa, de nuevo obstruyó uno de sus caños… también se han advertido fugas en sus juntas, lo que después de tantos años sin agua, no dejaba de ser normal, y serán nuevamente sellada. Actos incívicos que nos persiguen tan implacable como impunemente, contra el mobiliario urbano, principalmente en papeleras destrozadas, faltan muchas, que habrá que reponer, o los contenedores quemados… 
Y comentando esto con algunas personas, todos coinciden en la conveniencia de colocar unas piedras-bancos-cantones de asiento, como siempre hubo en las puertas de nuestras casas, y también en esta plaza, que cuando la restauración, se olvidaron de reponer… no hacen falta bancos maravillosamente labrados, solo son necesarios unos cantones de asiento y reposo para los visitantes que pronto volverán a visitar esta hermosa plaza y que siempre demandaban asientos…
Y hablando de esta plaza, hace unas fechas asistimos a un acto sencillo pero muy emotivo, un acto de justicia de esta ciudad para con un extraordinario personaje que siendo de nuestra comarca, concretamente de Langa, se sentía muy ligado a esta pequeña ciudad que cantó de forma bellísima y elocuente en varias ocasiones. Baste recordar hoy un escrito, el que se ha puesto en el monolito de su homenaje, en el Mirador del Adaja, un lugar muy querido y vivido por él. Me estoy refiriendo a don José Jiménez Lozano, uno de los mejores escritores de nuestras letras, premio Cervantes y otros muchos reconocimientos más, que nos dejó hizo apenas un año por estas fechas. Esa preciosa frase referida a nuestra plaza dice así: 
“En esta misma Plaza de la Villa a la que me refería, un día de bochorno de verano, una niña de entre los muchachos que estaban bajo los soportales y con quienes me puse a hablar, me dijo que su abuelo había sido pocero y tenía siempre agua fresquita, y un candil que nunca se apagaba para bajar al pozo. Parecía una mudejarilla, y creo que de este encuentro nació mi relato del mismo nombre”. José Jiménez Lozano.
Y queríamos una fuente con agua, como el candil de la mudejarilla, que nunca se apagara… espero que pronto recobre su agua y el murmullo perdido de nuevo.