Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Feria del libro de Arévalo

10/04/2024

Aunque aún no era el "Día del Libro", en mi ciudad se ha celebrado la tercera edición de este día especialmente dedicado a los libros.

Quizás porque así se animan a venir más libreros, porque si todos lo celebramos el mismo día, pues no nos podemos multiplicar.

De cualquier forma, aunque sea fuera de la fecha tradicional, ya está tomando carta de naturaleza y una buena costumbre, ensalzar los libros como algo vital para el desarrollo de nuestra mente, para ampliar horizontes con el deleite de la lectura, para conocer a otras personas a través de sus libros, de historias, narrativa, novelas, poesía…

 Me siento especialmente honrado por haber sido invitado a participar en la mesa de "autores arevalenses" y ahí he estado, como el año pasado, a la cita primaveral. Yo solo escribo algo de historia, de nuestras historias de la ciudad y la comarca. Pero cada cual aporta algo de lo suyo. Y ahí he estado, junto a Iván, el joven escritor que en esta edición nos ha sorprendido con su nuevo libro "Las lavanderas de Valtodano" una historia teatralizada que ya ha recorrido media comarca. También estaba la joven Yaiza con su libro que presentó no hace mucho. Con mis historias también participé y me hizo mucha ilusión encontrarme con gentes de las letras. En nuestra mesa tuvimos a Sonsoles Sánchez-Reyes con su último libro, como una invitada especial que acogimos con el cariño que merece y, como si la hubiéramos empadronado, compartió con nosotros espacio, firmas del libro, muchas, de tantas gentes que la admiramos.

 Qué decir del ambiente festivo de los libros y los lectores, chicos y grandes, y a pesar de que la mañana del domingo no dejó de llover, libreros y autores aguantamos estoicos el temporal, nunca mejor dicho. La tarde, de nuevo, volvió la fiesta de los libros.

 Once mesas con libreros, auto editores, puestos con todo tipo de lecturas, una gran oferta que tuvo a un público interesado escudriñando de mesa en mesa… y muchas firmas de autores.

 No quiero dejar de reseñar y decir algo de mi amigo Iván, que él mismo nos dice "paso la mayor arte del tiempo entre Langa, mi pueblo, y Arévalo, mi ciudad…". Qué bonita definición. Pues, en un momento inesperado, por la Plaza del Arrabal apareció un grupo bullicioso y con música, ¿quiénes eran? Pues sencillamente el grupo de lavanderas que tantas veces han interpretado esa obra de Iván, que se turbó por lo inesperado. Allí en un gran corro que hizo la gente que en esos momentos estaba en la feria, interpretaron una de las escenas… qué aplausos y que alegría, contagiaron a todos y eso nos desveló algo de lo que es su última obra… la mujer lavandera de los 50-60, agrupadas en torno al río Valtodano, una realidad de antaño.

 Un nombre que también nos habla de un despoblado de nuestra comarca que bien reflejó nuestro historiador Ángel Barrios, y el río, tan humilde que aparenta arroyo, bien es cierto que ahora todos los cursos fluviales están mermados, pero que en un tiempo acogían a las bulliciosas lavaderas… antes de la llegada de la lavadora, ese gran invento que cambió tanto nuestra sociedad. Recordemos que las vendían a plazos, un electrodoméstico quizás el más valorado por las amas de casa. Ya nada era igual.  

 Una historia teatralizada y ahora un relato literario que refleja muy bien nuestro escritor de Langa, pueblo de grandes escritores...