Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Noche de Reyes

05/01/2021

Ha querido el calendario que esta primera columna del nuevo año coincida con la antesala de la noche en que los Reyes Magos despliegan toda su magia para dejar en las casas un montón de regalos, siempre merecidos. Resulta difícil este año salir a la calle para esperar el paso de la cabalgata regia y no ver el séquito que precede la presencia en las calles de Ávila de tan dignos representantes de la tradición cristiana atravesando las puertas de unas murallas abiertas mientas las caras relucientes de felicidad y unos corazones palpitantes expresan los deseos de pequeños y mayores.   
Es un contrasentido acuñar el término cabalgata estática (Magos de Oriente en el escenario del Lienzo Norte como actores del texto teatral del Auto de los Reyes Magos), como lo fue el de la nueva normalidad, ambos para renombrar la verdad y engañar las conciencias (dos o tres contagios a lo sumo dijeron). No hay regalos sin la carta a los Reyes (un WhatsApp no sirve). Bastaría con pedirles  que nos regresen a la misma rutina, para poder volver a decir que estamos hartos de hacer siempre lo mismo aunque ese pueda suponer sentirnos benditamente estancados. A Ávila le vendría bien su rutina y aguantar el tirón con perspectiva ante el oscuro horizonte que hay por delante. 
Además de los regalos su condición de “magos” o mejor de sabios les hace predecir acontecimientos a través de la lectura de las estrella. Las nieves caídas en la nochevieja debieran predecir un buen año para Ávila o al menos eso es lo que desean los que aquí viven. Sin embargo y a pesar de que quedan muchos días por delante me temo que el año no solo no trae grandes eventos, sino que se avecinan ciertos contratiempos no solo para la mejora sanitaria – debe ser el año en que la radioterapia quede concluida- , sino en una vertiente económica debilitada, decaída y caducada. Al menos las aguas del otoño alejan el riesgo de una sequía que sigue sin solución definitiva.
Las noticias publicadas en el inicio del año sobre el proyecto Nissan en la Capital no dejan de dar sobresaltos a pesar de la mega construcción de la nueva nave –emblemática en pleno casco urbano– y es que a pesar del retraso acumulado en su edificación, antes del verano se deberá conocer la realidad laboral de un proyecto rebajado en expectativas y  sostenido por las arcas públicas. Los mismos dineros públicos que van a tener que afrontar la obligada reconversión de los sectores comerciales y de hostelería a riesgo de abandonarlo a su suerte. 
Los primeros ante el profundo y vertiginoso cambio tecnológico que amenaza con dejar un desierto urbano alarmante y para el que no hay ningún plan. Los segundos por efectos de las decisiones políticas tomadas por el covid que dejan sin vida la trama urbana de una ciudad más medieval si cabe. Esta inminente realidad va a hacer necesario, ya, la rápida configuración de una nueva ciudad (El Plan de “Terrenos” se vislumbra muy diferido y ya tiene sus primeras grietas), que volverá a confiar en la llegada de unos turistas que se van a encontrar en revistas y buscadores con más ofertas de destinos a su alcance.
    Es costumbre de la Noche de Reyes dejar los zapatos bien limpios, agua y pan para los camellos, y una copita de licor o un vaso de leche y turrones para que los cansados Reyes recuperen fuerzas. A la mañana siguiente, emoción y el nerviosismo del mejor día del año. Se abrirán los regalos – algunos recibirán carbón- y no se olviden de encontrar la “sorpresa” del roscón de reyes.