Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


La presa de La Isla, sin transparencia y con prisas

12/10/2022

Por un momento, al recibir un vídeo de la demolición, me situé en otro momento tristísimo de nuestras vidas, cuando las máquinas derribaban el palacio de El Real, las antiguas Casas Reales de Arévalo, total no hace tantos años, un trágico día para el patrimonio de Arévalo, ¡no lo pude remediar…! Algo había de similar, salvando las distancias.
Mis ojos, que no salían de mi asombro, se quedaron eclipsados con ese machaqueo metálico monótono, persistente y destructor. Eso sí, hubo invitaciones para el inicio, que macabro, antes solo se invitaba a actos de inicio de obras o inauguraciones de realizaciones, construcción, no destrucción… y se estaba televisando en directo riguroso, como si fuera un estreno de una de esas series que ahora enganchan tanto y a tanta gente. Sí, es cierto, conozco muchas personas que lo están siguiendo llenos de asombro, sorpresa e indignación.     
¡No me lo podía creer! 
A pesar de que una persona me había dicho que un día de estos iban a volar la presa o azud del Molino de La Isla, la verdad que no podía dar crédito a esa idea no pensaba que al final esa megalomanía de la Confederación Hidrográfica del Duero llegara a convertirse en realidad. 
Verán amigos lectores, cuando en mayo de 2021, en las Jornadas Participativas de Medio Ambiente y Paisaje, se lanzó la idea de demoler el azud o presa del Molino de La Isla, 'la pesquera' como la conocemos popularmente, yo creo que casi nadie podía pensar en el alcance de ese proyecto. Sí, había que restituir el río a su cauce originario, después de casi setecientos años que tiene esta presa medieval, de un molino harinero medieval, «porque no suben los peces» … Verán, dos consideraciones a vuela pluma: No hay peces porque la calidad de sus aguas deja mucho que desear. Y pensar que en ese mismo lugar hace unos años había anguilas… Y otra consideración, existen unas cosas que llaman descriptivamente 'escaleras de peces' que cumplen esa misión eficazmente. Lo que pasa es que para la demolición hay más subvenciones que para la conservación.
Pero hay una excepción en esa norma europea, que estarán exentas las construcciones que son patrimonio histórico.
Ante aquella situación, pedí la palabra para decir que este era el caso, que este molino es patrimonio histórico e industrial, y así está reflejado en el inventario de la propia Junta de Castilla y León.
Realicé un informe histórico sobre este mencionado molino, que historia tiene un rato, porque era un gran molino harinero que pervivió a múltiples avenidas destructoras, pero que siempre renacía de sus escombros. Conocemos varias reformas y reconstrucciones. Como la de principios del siglo XX en que se reconvierte en fábrica de luz, toda una innovación de la tecnología de aquellos tiempos
¡Ah! Que la confederación no es de la Junta… ya lo sé, que depende del Gobierno Central… precisamente estos días han nombrado una nueva presidenta, pero, que lo mismo da… los hechos son los hechos, sea de quien sea la responsabilidad. Allá ellos si la toma de estas decisiones no les deja dormir, por el remordimiento… 
Y así ha sido como sin tener nada en cuenta, se inició el derribo.
¡¡¡La verdad es que no hay movimiento de protesta!!! 
No, no tengo vocación de agitador, líbreme, pero como cronista sí debo decir lo que incumbe al patrimonio de mi ciudad, y denunciar su deterioro o pérdida. No es la primera vez, y me gustaría que fuera la última, pero mucho me temo que no lo será, porque nos hemos insensibilizado para estas cosas, nos indignamos y llenamos las redes de protestas, pero todo queda ahí. Aunque no comprendamos los hechos y nos remitan a la Edad Media.
Miren, este espacio natural del río Adaja, a su paso por Arévalo, precisamente por la represa o pesquera, que por algo se le dio ese nombre, dio mucha comida piscícola a o largo de la historia, era un bien muy preciado, ya que, en el interior, apenas nos llegaban las salazones y pescados ahumados, y por ello la pesca de río era un gran aliciente en la alimentación de nuestros antepasados. 
Pero pasando el tiempo y aquellas épocas, ha sido un pulmón verde y de aguas refrescantes para muchas generaciones que allí todos hemos bajado al baño en el buen tiempo, a merendar en familia o en pandas de amigos, playas fluviales para juegos. En definitiva, un espacio natural al pie de la ciudad, y todo un referente en el seco y caluroso interior mesetario. 
Y es difícil que no suban los peces… porque no les hay…