Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


II Centenario de Eulogio Florentino Sanz

30/03/2022

Hace unos días hemos celebrado un acto que ha sido como la apertura del II Centenario del nacimiento del poeta y dramaturgo arevalense Eulogio Florentino Sanz. Un acto sencillo pero muy emotivo y lleno de matices. Y ha sido en la Plaza del Real, la misma en la que nació el 11 de marzo de 1822, ante la estatua que recuerda su memoria, un acto organizado por la Asociación La Alhóndiga y la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Arévalo, y que se desarrolló ante un grupo de gentes inquietas por la cultura y la literatura de la ciudad. 
A veces las circunstancias frenéticas del momento dificultan recordar como es debido a nuestros antepasados destacados. Es el caso que no hace tanto tiempo, viendo una vez más la preciosa escultura al pasar junto a ella, me decía, ya queda menos para la celebración del segundo centenario… pero tengo que manifestar que cuando vi el cartel anunciador de este acto, me sorprendí porque en ese momento estaba casi pasmado y no calculaba yo que ese aniversario ya estaba aquí… Naturalmente que me alegró mucho el recordatorio y por ello, me sumé como un arevalense más al recuerdo de nuestro gran poeta y escritor.
En un círculo en torno a la estatua de nuestro escritor nos congregamos un pequeño grupo de gentes atraídas por las letras y por este arevalense tan notable. Un ramo floral de dos rosas, una por cada centena, fue depositado por Maria Luisa, la concejal de Cultura y seguidamente unas palabras de recuerdo a toda una vida de este escritor romántico. Después intervine yo miso como Cronista por invitación del presidente de La Alhóndiga, para recordar dos hitos en su historia, y a continuación varias personas intervinieron dando lectura a diversos poemas. Un fragmento de una de sus mejores composiciones, la Epístola a Pedro, fue leída por el joven Diego Villa, con un énfasis especialmente descriptivo, obra considerada como una de las mejores poesías en lengua castellana, de su época berlinesa.
La invitación a intervenir me cogió por sorpresa, pero me pareció de mucho interés, aparte de su propia obra, recordar dos pinceladas de su biografía que yo podía aportar, sin muchos detalles, a vuela pluma e improvisadamente. Cómo por los años setenta del s. XX promovido por otro gran escritor Nicasio Hernández Luquero, el Ayuntamiento de Arévalo decidió colocar en la Plaza del Real una estatua para recordarle. Ya había allí otro busto, en este caso del gran periodista arevalense Emilio Romero, de un gran escultor, quizás uno de los mejores del s. XX, Juan de Ávalos, y se pensó en él para que realizara el busto de Eulogio Florentino Sanz, como así fue. 
Y realizó un espléndido busto basado en la mejor imagen de las dos que de él tenemos, el cuadro de Ignacio Suárez Llanos (1854) que está en el Museo Romántico de Madrid en depósito del Museo del Prado, al que fue donado por su esposa ya viuda. Una estampa puramente romántica por el atuendo de la época.
Recuerdo el día de la inauguración, con las autoridades locales y personalidades de las letras, entre las que estaban Hernández Luquero y Emilio Romero. Hubo varias intervenciones entre las que estacó sobre todas la voz grave y rotunda de Rafael de Penagos, entonces muy conocido como rapsoda y gran locutor en radio y tv.
La otra anécdota que me llegó rápida a la memoria, si no entramos en fechas fiables, fue la de un gran profesor que fue director del Instituto por los años 80: Jesús Gil Velasco. Y precisamente por esas fechas también, al Instituto de Enseñanza Media se le dio el nombre de IES Eulogio Florentino Sanz, como recuerdo y memoria del ilustre escritor. Un centro que será conocido popularmente como «el Florentino» o «El Eulogio». 
Fue Gil Velasco quizás el que recopilara primero su obra dispersa, una gran labor de recopilación y divulgación. Como también por entonces realizó sus primeras publicaciones y estudios sobre nuestro escritor, otro profesor, también de literatura, no podía ser de otra forma, Antonio Bernaldo de Quirós. Ambos escritores, el primero desgraciadamente fallecido, fueron quienes pusieron las bases de la recuperación de esta importante figura de nuestras letras. 
Pero, dentro del centenario, tendremos con seguridad ocasión de profundizar y ampliar más sobre él.