El Ávila se da un lujo

A.S.G.
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Pudieron ser muchos más. Goleada de los encarnados a un flojo Unami que pudo llevarse un mayor castigo del Adolfo Suárez ante las claras ocasiones falladas por los locales, que por fín salen del descenso

Partido que enfrentó al Real Ávila y al Unami en el Adolfo Suárez. - Foto: Antonio Bartolomé

Real Ávila: Pindado, Juanito (Gabri, 80’), Llorian, Javi, Cabrera, Chiqui, Philip, Yagan, Vicente (Carlitos, 56’), Rubo (Ángel Pedro, 66’) e Ivan Vila

Unami: Mario, Laruso, Pocho, Maroto, Fran, Chechu (Juanlu, 62’), Álex (Sergio, 54’), Mariano, Ismael, Quino y Otero (Víctor, 77’)

Árbitro

Domínguez Zapatero (León). Mostró cartulinas amarillas a los locales Pindado, Juanito, LLorián y Javi; y a los visitantes Laruso y Quino

Goles

1-0 (minuto 8) Rubo; 2-0 (minuto 36) Vicente; 3-0 (minuto 69) Ivan Vila; 4-0 (minuto 93) Cabrera de penalti

Incidencias

Encuentro correspondiente a la octava jornada de la Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante 200 espectadores

El Real Ávila se dio el lujo de una goleada, la misma que tanto venía reclamando su técnico para recuperar la moral del equipo. Le vendrá bien al grupo dirigido por José Luis Diezma para seguir creciendo. Fueron cuatro los goles de los locales, pero bien hubieran podido ser más. Lo puso demasiado fácil el Unami, un equipo que se fue difuminando con el paso de los minutos y la llegada de los goles de los encarnados, que sin demasiados alardes demostraron la bisoñez de una defensa visitante que concedió metros, espacios y ocasiones a los delanteros encarnados, que se dieron un festín. Marcaron los tres (Rubo, Iván yVicente) en una inyección de moral para un conjunto que en una mañana marcó los mismos goles que en lo que se llevaba de temporada, lo que empezaba a ser preocupante. Lo que no preocupa es la claridad de Chiqui. El exgranjeño siguió agigantando su figura en el juego encarnado. Su presencia es imprescindible en un equipo que mastica poco las jugadas. Ante una defensa como la segoviana –formada entre otros por el exencarnado Fran– fue el mejor camino al gol.   
Apenas hubo que esperar al minuto 8 para que Rubo festejara el primero. Fue un alivio, porque el encuentro se había inaugurado con Ismael perdonando ante Pindado, tras un despiste de la defensa local, cuando el crono no llegaba ni al primer minuto de juego. No quedaría ni en anécdota lo que en principio fue un susto para la parroquia encarnada. La borró de un plumazo Rubo. Lo hizo cuando controló con el pecho en el interior del área bajo la presión de Fran, al que borró del mapa con un recorte de espaldas con el tacón. El central aún está buscando el balón. Ganó el espacio suficiente para, con la zurda, poner una rosca maravillosa al palo largo. Mario sólo pudo mirar el balón mientras el encarnado convertía en el 1-0 y corría hacia la grada para festejar un tanto con el que reivindicarse de las críticas.
Fue un gol tempranero, de esos que a veces tan mal sientan. Sin embargo el Unami no se vino abajo. Quería jugar con la ansiedad de los encarnados y el empate le hubiera valido en la empresa que tenía fijada. Pudo lograrla Ismael (minuto 10’), que volvió loco a Javi en el recorte y disparó sobre Pindado, especialmente seguro. Salvó al equipo del empate, especialmente unos minutos – 34’– después cuando Álex aprovechaba un balón al hueco para plantear un cara a cara ante el meta abulense en el que Pindado desbarataba la ocasión de los segovianos. Fue un momento clave, porque del empate se pasó al 2-0. Chiqui tomó el balón –anteriormente ya había filtrado un gran pase a Iván Vila que supuso la amarilla a Laruso por impedir la carrera del delantero encarnado – y dio sentido a la jugada abriendo a banda, donde la esperaba Vicente desde posiciones de extremo. Pocho le dio metros, el ‘10’ no los desaprovechó. Se abrió hacia el área y lanzó un punterazo que se colaba raso ante la estirada de Mario. Fue un tanto clave. El entramado del Unami quedó en entredicho. No había plan B. Se notó. Apenas tres minutos después –39’– Yagan pudo hacer el tercero pero no llegó al regalo de Iván Vila, que había robado la cartera a Pocho en el vértice del área pequeña.
Solventaba el partido el Ávila con comodidad. Sin un gran juego, el resultado, cómodo, le permitió crecer. Se notó en la segunda parte. El Unami le dio metros y espacio, y el Ávila se lanzó a la contra. Y las ocasiones empezaron a llegar. Puede parecer extraño hablar de falta de contundencia cuando se ha ganado por 4-0, pero lo cierto es que el Ávila perdonó en exceso en un partido que pudo dejar visto para sentencia mucho antes. Pudieron hacerlo Philip y Yagan. El israelí recibió –minuto 51– en el punto de penalti un pase desde la línea de fondo de Rubo pero mandó el esférico muy desviado. Poco después –minuto 52– era el belga el que repetía la jugada y, a pase de Iván Vila, remataba desde dentro del área pero era un defensor el que impedía el tanto.  Se le acumulaba al portero del Unami el trabajo, que salvaría el tercero ante los pies de Iván Vila, que se encontró con el cancerbero justo en el golpeo cuando recibía un gran pase tras jugada de Carlitos, que había ingresado por el lesionado Vicente. Sin embargo no podría hacer nada en el 69’ cuando el Real Ávila lanzo una contra de libro tras un córner del Unami. Se lanzó a la carrera Iván Vila, que comprobó las facilidades de la defensa segoviana. Corrió con el balón desde el centro del campo sin apenas oposición para superar en el mano a mano a Mario. Era el 3-0 y el partido quedaba sentenciado.
Aún quedaba uno más, esta vez desde el punto de penalti. Lo quiso tirar Carlitos, al que poco antes Quino le había impedido el 4-0 sobre la línea de gol, pero lo reclamó Cabrera. Iván Vila, que lo había provocado, no entró en la puja. El centrocampista, ayer central, engañaría a Mario para hacer el 4-0 definitivo en el descuento.