Abel Veiga

Fragua histórica

Abel Veiga


Todo empieza

19/11/2023

Y como tal, todo ha de terminar en algún momento. Se inicia una nueva legislatura y por tanto, gobierno. Y se antoja muy, pero que muy, complejo y difícil. Amén de la tensión y polarización que, sobre todo, a propósito de la amnistía se está viviendo en este momento, conciliar lo que de suyo es inconciliable, lastrará este gobierno. La coalición de intereses tan dispares para la investidura, cobrará su tributo en cada medida que quiera adoptar el gobierno o la coalición de gobierno con un Sumar roto internamente, y máxime cuando en nada se empiece a trabajar en los presupuestos. Una cosa es la amnistía, otra las competencias, y luego, el dinero o los dineros. Todo se verá. Pero nace una España legalmente asimétrica y desigual en trato y en oportunidades. O a varias velocidades y mayor empobrecimiento de unas comunidades respecto de otras. La vieja historia pero que siempre ha estado soterrada y no era tan escandalosa. Pues privilegios y prebendas siempre los ha habido, gobierne quién gobierne.
Los discursos cuando no soflamas por parte de algunos, han sido intensos y de cierto decibelio. Hemos visto a un líder de la oposición firme, decidido y con las ideas claras. Un buen discurso, quizá el más perfecto de los que ha pronunciado en la cámara hasta el momento y que anticipa lo que está por llegar. El presidente del ejecutivo aguantó la tromba y trató de evadir sin entrar en nada trascendental para no enfadar a sus socios. La anécdota de Machado es solo es, anécdota del mejor poeta español que tuvo el siglo XX.
La calle sigue encendida, pero irá mitigando. El españolito se cansa pronto y sobre todo cuando no está claro el por qué ni la barbaridad de gritos y eslóganes que se emplean, donde ni la monarquía ni la policía se quedan a buen recaudo entre ese vociferío de banderas varias.
En un par de días sabremos la nueva composición del gobierno. Cambiará y mucho. Para este viaje ya no vale el viejo tren ni la tripulación. Vienen curvas y de grueso trazado. Y hay que tener mucho desparpajo y autocontrol para aguantar. El chapapote se pega. Y su olor no se desprende fácilmente y aguantar día sí, día también el oleaje está a la altura de pocos estoicos. Y Sánchez es pétreo. Con corazas que lo resisten todo y máxime cuando el abucheo crece y no se detiene. 
Lástima si nos dejamos arrastrar en una carrera hacia el absurdo y donde se distraerán los problemas de verdad. Entre ellos seguir metidos en falacias de encajes y divisiones territoriales o que la constitución hay que interpretarla en la nueva realidad y contexto. Lo malo es que eso se dice solo cuando algunos se empeñan en crear un nuevo contexto a extramuros de los principios y derechos fundamentales de aquella carta magna. No siempre es válido aquello del "papel lo aguanta todo", porque ese papel acaba mojándose y sus letras diluyéndose. 
Tenemos lo que somos y somos en parte aquellos tenemos, nos represente o no. Las instituciones están por encima de todos nosotros y dinamitándolas no nos respetamos ni siquiera a nosotros mismos. Prudencia, serenidad, normalidad, lealtad y mucha constitución. Empieza todo, y todo acabará por terminar. Esperemos que no afecte más a la convivencia y a España misma.