Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


Los espíritus del aliento

24/04/2023

Es el día del libro y me pregunta alguien que por qué escribo. Pido perdón por la vanidad que pueda haber en este inicio, pero creo que los lectores que me siguen deben conocer a qué viene esta sed de poner negro sobre blanco. Por tanto, lo considero más un acto de sinceridad que de vanagloria, algo que no desprecio, pues implicaría una falsa modestia. Aunque la deseo, según el consejo del templo de Apolo en Delfos que decía «de nada demasiado», mostrándonos que en el equilibrio y la moderación suele estar el mejor sentido de las cosas. Pues bien, ya que me he justificado, entro en materia.
Escribo porque siempre tengo una sensación de añoranza que me envenena, me entristece la muerte de lo hermoso, de lo que amamos o sentimos, y aún sabiendo que la eternidad sería el aburrimiento supremo, convertir la añoranza en literatura me llena de algo que me calma ese profundo picor angustioso de la nostalgia. Escribo porque deseo avanzar más que mi sombra, internarme en un país en el que solo se puede entrar a través de la literatura, sobre todo, la poesía. 
 Escribo porque deseo que me quieran y la mejor forma de dar lo más valioso que tengo, que es llenar los folios de letras, y ya sea el texto más o menos bueno, al menos, es auténtico y expresa algo real de mí, que estando lleno de artificio literario, como en el poema de Pessoa, no está exento de sinceridad. Escribo porque siempre me he preguntado por Dios y la escritura es mi modo de buscarlo. 
Las palabras que escribo me sirven para estar menos solo. Tengo miedo de esa soledad absoluta que no es buscada, sino que te aleja del mundo para enterrarte en la cueva más oscura de ti mismo. También lo hago porque quiero que el niño que fui no se pierda en el olvido, y deseo rendir culto a mi memoria para luchar por el destino que deseo. 
 Escribiendo me alejo del vacío y mi experiencia no está completa si no la cuento, y a la vez haciéndolo busco la melodía de algo nuevo. Escribo porque mi visión carece de valor si no la comparto. Y porque busco la luna que hay más allá de las tinieblas, y porque el tiempo se rompe entre mis manos como una flor seca y quiero que de ello quede al menos un poema.
 Como dice Shakespeare, estamos tejidos de idéntica tela que los sueños y nuestra corta vida se cierra con un sueño, y a mí me gusta mucho escribir de los sueños. Escribo porque gracias a keats y Leopardi encontré la más honda percepción de la belleza, y en Lautremont y Rimbaud la más sentida rebeldía ante la vida y en Góngora y Rubén Darío la más alta luz de la palabra, y porque como Juan Ramón Jiménez quiero encontrar el pensamiento de la soledad, y como Machado el valor que huye de cualquier precio. Escribo porque escribir me quita el dolor de no escribir.